Publicado en NEJM
En este subestudio del STICH, se seleccionó una cohorte de pacientes, que constituían aproximadamente la mitad del total de pacientes incluidos. La selección de pacientes para este subestudio fue a discreción del médico responsable. A todos ellos se les realizó un test de detección de viabilidad, que podía ser SPECT o eco-dobutamina y existían unos criterios pre-especificados que definían la existencia de viabilidad. La valoración de la misma se llevó a cabo de forma ciega en laboratorios centrales.
El seguimiento mediano fue de 5,1 años. El 37% de los pacientes con viabilidad y el 51% de los que no la tenían fallecieron en el seguimiento. El análisis estadístico mostró un Hazard ratio no ajustado significativo a favor de los que tenían viabilidad. Sin embargo, al realizer el ajuste estadístico teniendo en cuenta las variables asociadas al pronóstica, (FEVI, volúmenes ventriculares indexados, puntuaciones de riesgo,…) no se encontraron diferencias significativas al comparar las dos actitudes de manejo. Al valorar el objetivo de seguimiento compuesto por muerte u hospitalización cardiovascular, se observó en el análisis multivariante que existía una reducción del 41% en el grupo con viabilidad (p=0,003).
El autor que presentó el trabajo señaló limitaciones del subestudio, destacando que el hecho de que en este estudio la detección de viabilidad no sea un predictor de beneficio tras la revascularización, podría ser debido a la selección de pacientes por parte de los médicos responsables para ser sometidos a test de detección de viabilidad.
Conclusiones
La existencia de una cantidad significativa de miocardio viable no tiene repercusión sobre la mortalidad a 5 años de seguimiento. Además, la presencia de viabilidad no influye en la eficacia del manejo del paciente (tratamiento médico aislado o asociado a cirugía de revascularización miocárdica).