Gracias a los avances en el diagnóstico y en las terapias contra el cáncer, en la actualidad se ha mejorado mucho el pronóstico vital de los pacientes oncológicos, que presentan una esperanza de vida larga. Sin embargo, existe suficiente evidencia científica sobre el fuerte impacto cardiovascular que tienen los fármacos antineoplásicos.
De ahí que en el Congreso de la SEC se haya dedicado una mesa en exclusiva a este ámbito del tratamiento cardiovascular que, en los últimos años, está experimentando un gran crecimiento.
"El objetivo de la cardio-oncología es facilitar el tratamiento oncológico, vigilando al paciente para poder prevenir o controlar complicaciones graves en el sistema cardiovascular", explica la Dra. Teresa López Fernández, cardióloga del Hospital Universitario La Paz de Madrid. En este sentido, ante cualquier cambio que se detecte mediante técnicas de imagen en la función ventricular del paciente, se debe iniciar un tratamiento cardioprotector para que el proceso de superación del cáncer pueda seguir un curso adecuado.
Los últimos fármacos oncológicos, que cada vez son más eficaces, interfieren de forma directa con el sistema cardiovascular, y de hecho un tercio de los pacientes oncológicos desarrollan complicaciones cardiovasculares. Esto se debe a que "la mayoría son inhibidores de determinadas proteínas o de vías metabólicas importantes para la supervivencia celular, que bloquean y matan a las células cancerosas, pero también dañan el metabolismo de los miocitos", añade la Dra. López. Por ejemplo, el 50% de los pacientes tratados con inhibidores de la tirosina quinasa desarrollan hipertensión, y los fármacos inmunomoduladores, presentan menos complicaciones en términos de disfunción ventricular, pero ejercen un impacto a nivel del endotelio de los vasos, que a la larga pueden producir insuficiencia cardiaca.
A lo largo del año 2015 se han publicado varias guías de las sociedades científicas a nivel internacional para el campo de la Cardio-Oncología, que resumen toda la información que hay hasta la fecha sobre los efectos secundarios cardiovasculares de las terapias oncológicas, a los que hasta hace poco tiempo no se les prestaba atención.
A nivel nacional, en la SEC se ha creado una comisión de trabajo para organizar la actividad en torno a la Cardio-Oncología, formado por representantes de la SEC y de las sociedades nacionales de Oncología Médica (SEOM), Hematología (SEHH) y Oncología Radioterápica (SEOR).
"Estamos elaborando un documento práctico sobre cómo actuar, con los medios que tenemos en los hospitales españoles, ante el nuevo escenario de la Cardio-Oncología, y en el congreso acabo de presentar una encuesta realizada a los jefes de servicio de Cardiología que desvela el interés y la preocupación que suscita este tema, si bien aún no hay una organización claramente establecida en muchos centros hospitalarios". En la actualidad, solo hay tres unidades especializadas de Cardio-Oncología en España, en los hospitales La Paz de Madrid, Complejo Hospitalario de Santiago de Compostela y Clínic de Barcelona.
"Hay que dotar a estos centros de las herramientas necesarias para poner en marcha esta coordinación entre los equipos de cardiología y oncología, hay que conseguir que haya un diálogo común entre los especialistas en el mismo hospital", concluye la experta.