El tiempo de reacción ante una parada cardiaca extrahospitalaria es crucial para asegurar la supervivencia del que la padece, y la implantación de los desfibriladores en lugares públicos han contribuido muy favorablemente a mejorarla.
Cataluña se convirtió en la comunidad autónoma pionera en implantar programas que optan por la exposición pública de los desfibriladores y mejorar así la expectativa de vida de los pacientes. Tal y como cuenta el Dr. Pablo Loma Osorio, adjunto de la Unidad de Cuidados Cardiológicos Críticos del hospital Josep Trueta de Girona, "el cambio en la legislación de la Generalitat de Cataluña, en 2010, nos permite hablar de un punto de inflexión en el uso de los desfibriladores externos, dejando que el público general no formado también pueda utilizarlos en caso de paradas cardiacas". El proyecto Girona Vital, iniciado en 2011 y cuyos resultados se presentan durante estos días, pone en relieve que, gracias al acceso abierto en el uso de desfibriladores, "a lo largo de cuatro años, aproximadamente 50 pacientes han sido tratados y salvados con estos dispositivos", puntualiza el experto.
Actualmente, casi en todas las comunidades autónomas ya contemplan o están desarrollando la instalación de desfibriladores. "Es complicado realizar estudios valorando el coste-eficacia de los programas de desfibrilación pública. Sin embargo, además del importante efecto de sensibilización de la población, desde el programa Girona Vital esperamos aportar información relevante de nuestro país".
La utilidad de los desfibriladores en la reanimación cardiopulmonar es indiscutible, y por ello se están implementando numerosos programas de desfibrilación pública.