La rehabilitación cardiaca es una de las áreas médicas donde la aplicabilidad de la ergoespirometría es máxima, pero existen dudas sobre si su empleo debe generalizarse a todos o tan solo a determinados grupos de pacientes.
Una mesa, moderada por la Dra. Raquel Campuzano Ruiz, del Hospital Universitario Fundación de Alcorcón (Madrid), ha abordado esta controversia.
En la sesión se han revisado cuestiones de práctica clínica diaria, poniéndose de relieve que cada vez más Unidades de Cardiología incorporan la ergoespirometría en el manejo de los pacientes cardiópatas, lo que precisa una formación específica en la técnica y su aplicación. Por un lado, la Dra. Elisa Velasco Valdazo (Madrid) ha defendido que todos los pacientes que hagan rehabilitación cardiaca deben contar con una ergoespirometría, mientras que el Dr. Vicente Arrarte Esteban (Alicante) ha argumentado que la valoración funcional con esta prueba tan solo resulta imprescindible en algunos pacientes sometidos a rehabilitación cardiaca, como aquellos que presentan insuficiencia cardiaca.
Técnica útil y consolidada
La valoración funcional con ergoespirómetro consiste en la medición del intercambio de gases que se produce en el organismo durante el esfuerzo en una ergometría convencional. En palabras de la Dra. Raquel Campuzano, "no existe otra técnica mejor para determinar la capacidad funcional, tanto en sanos como en pacientes". Además, es capaz de evaluar de forma simultánea la respuesta del sistema cardiocirculatorio, ventilatorio y metabólico al esfuerzo, distinguiendo cuál es el que más contribuye el deterioro funcional y las causas de disnea. También cuantifica la respuesta a los cambios de tratamiento, al implante de dispositivos y detecta isquemia. Y tiene un carácter pronóstico en todas las cardiopatías, valvulopatías y cirugía de obesidad.
Sin duda, se trata de una prueba bien conocida pero poco implementada en el ámbito de la cardiología en nuestro país. Según detalla la moderadora de esta sesión, "el crecimiento e interés en los últimos dos años por esta técnica, sobre todo asociada a las unidades de rehabilitación cardiaca, ha sido vertiginoso". A día de hoy, sin embargo, "sólo 30-35 Unidades de Cardiología en España cuentan con un equipo de ergoespirometría, y en muchos se utiliza para valoración de la insuficiencia cardiaca o la hipertensión pulmonar y no de forma generalizada", afirma.
Esta escasa implantación se debe, en gran parte, a que plantea algunas dificultades iniciales: se requiere una inversión inicial en el equipo, consume el doble de tiempo que una ergometría convencional y es necesaria formación adecuada para la realización e interpretación de la misma. En este último caso, como recuerda la Dra. Campuzano, "desde 2015 la SEC está apoyando la iniciativa de varios cardiólogos expertos en la técnica, contribuyendo a la difusión trasversal del conocimiento en ergoespirometría con cursos básicos ad hoc en todos los hospitales de España que lo han solicitado y talleres avanzados en consumo de oxígeno".
Beneficios en rehabilitación cardiaca
Sin embargo, de lo que no cabe duda es de su utilidad en el ámbito de la rehabilitación cardiaca, donde la mejoría funcional del paciente es uno de los objetivos principales; en este sentido, subraya la Dra. Campuzano, "en estos momentos no hay ninguna técnica tan eficaz en la determinación de la capacidad funcional como la ergoespirometría, así como para programar el entrenamiento de un paciente cardiópata".
Resaltando sus virtudes en este ámbito, la especialista del Hospital Universitario Fundación de Alcorcón enumera las siguientes: "facilita una evaluación exacta de la capacidad funcional del paciente; distingue si la causa de disnea es cardiológica, respiratoria, muscular o combinadas; permite diseñar con exactitud el entrenamiento para cada paciente; determina la respuesta a cambios de tratamiento o dispositivos; y permite cuantificar como ninguna otra técnica la mejoría funcional conseguida tras el programa de rehabilitación cardiaca".
Por todo ello, según la Dra. Campuzano, "a medida que todas las unidades de rehabilitación cardiaca dispongan de equipos adecuados y todos los cardiólogos se familiaricen con la técnica, sería idóneo la utilización generalizada de esta prueba en el cardiópata y, en general, en todos los pacientes que inicien el programa de rehabilitación cardiaca".