La mortalidad de los pacientes con cáncer se ha reducido de manera significativa gracias a los avances en el diagnóstico y los tratamientos. Sin embargo, los últimos fármacos oncológicos, cada vez más eficaces, interfieren de forma directa en el sistema cardiovascular. Tanto es así que un tercio de los pacientes oncológicos desarrolla complicaciones cardiovasculares.
El objetivo de la Cardio-Oncología es mejorar la salud cardiovascular de los pacientes onco-hematológicos, promoviendo que puedan recibir el mejor tratamiento antitumoral con el menor número de interrupciones del mismo y de efectos secundarios cardiovasculares.
Así, el documento de consenso y recomendaciones de Cardio-Onco-Hematología, publicado en la Revista Española de Cardiología (REC) y presentado en el Congreso de la SEC, ha sido elaborado de forma conjunta por las Sociedades Españolas de Cardiología, Oncología Médica, Oncología Radioterápica y Hematología proporcionando una visión multidisciplinar clave para establecer pautas sencillas que mejoren la salud cardiovascular de los pacientes onco-hematológicos.
“Los objetivos del documento son claros: evitar interrupciones precoces del tratamiento del cáncer, promover un diagnóstico y un tratamiento precoces de las complicaciones cardiovasculares, y optimizar el seguimiento de largos supervivientes con estrategias de prevención cardiovascular y diagnóstico precoz de complicaciones tardías”, explica la Dra. Teresa López Fernández, primera firmante del documento.
En cuanto a las estrategias de prevención de la cardiotoxicidad, el documento hace hincapié en la necesidad de valorar el riesgo cardiovascular para planificar tanto el esquema de tratamiento como la monitorización más adecuada. “El riesgo de cardiotoxicidad es una variable continua y mantener los factores de riesgo clásicos en su mejor nivel durante todo el proceso de cáncer reduce el riesgo de eventos CV”, explica la Dra. López, quien añade que “promover la realización de ejercicio físico moderado-intenso durante todas las etapas del cáncer es una de las medidas básicas más baratas y efectivas en términos de salud CV que, además, mejora la tolerancia a los tratamientos antitumorales”.
Sobre el uso de cardioprotectores como medida de prevención primaria en todos los pacientes con cáncer, la experta asegura que “en la actualidad no hay evidencias sólidas para recomendar la prevención primaria (con betabloqueantes, IECA/ARA II) en todos los pacientes que vayan a recibir tratamientos antitumorales”. “En nuestro medio, en pacientes con alto riesgo de cardiotoxicidad, se recomienda priorizar estos fármacos para el tratamiento de patologías cardiovasculares previas”, aclara la Dra. López.
Más allá de las estrategias de prevención primaria, el documento indica que las principales herramientas para el diagnóstico de la disfunción ventricular por antitumorales son las técnicas de imagen y los biomarcadores, que permiten un diagnóstico en fases subclínicas con más probabilidades de recuperación. “En pacientes con riesgo de arritmias e hipertensión, la monitorización clínica y con ECG es básica”, añade la experta.
Otra de las conclusiones del documento de consenso sobre Cardio-Onco-Hematología es que debe considerarse la necesidad de tratamiento cardiológico en pacientes con cáncer siempre que se detecten anomalías de la función cardiaca o síntomas sugestivos de cardiopatía. “Sólo el tratamiento precoz, de acuerdo con las guías de práctica clínica habituales en Cardiología, permite una recuperación”, destaca la Dra. López.
El 11% de los pacientes de 40 años que superan una neoplasia en la infancia sufren una cardiopatía grave, generalmente IC, o precisan tratamiento cardiovascular, según recoge el citado documento de consenso. Es por eso que resulta imprescindible la coordinación de los equipos hospitalarios con atención primaria para asegurar las necesidades de salud de aquellos con larga supervivencia. “En pacientes que han recibido cardiotóxicos debe extremarse el control de FRCV y potenciar las medidas generales de salud cardiovascular tales como la dieta, el ejercicio físico o la abstinencia al tabaco, entre otras. Además, es necesario mantener una alta sospecha clínica ante síntomas que puedan sugerir cardiopatía. En pacientes de alto riesgo, deben programarse controles periódicos”, concluye la Dra. López.
La realidad es que en España sólo existen tres unidades especializadas de Cardio-Oncología en los hospitales de La Paz de Madrid, el Complejo Hospitalario de Santiago de Compostela y el Clínic de Barcelona, aunque existe un interés creciente por el tema y se percibe la necesidad de formación y recursos para poder atender de forma adecuada el seguimiento de los tratamientos antitumorales.