La incidencia de shock cardiogénico complicando un infarto agudo de miocardio (IAM) se aproxima al 5%. Aunque la cifra puede considerarse baja, la tasa de mortalidad de esta complicación hemodinámica se sitúa alrededor del 50%, y no se ha logrado disminuir en los últimos años. Además, no existe un cuerpo de evidencia científica potente que permita establecer cuándo, cómo y cuál es la mejor asistencia ni, incluso, si ésta será siempre necesaria. Una controversia ha tratado de arrojar luz sobre estas dudas, poniendo especialmente el interés en el ‘cuándo’. Mientras que la Dra. Ana Belén Cid Álvarez ha defendido que antes del procedimiento es más seguro implantar esta asistencia, la Dra. Rosa María Lidón Corbí ha explicado que después del procedimiento algunos pacientes ni la necesitarán.