El fin último de cualquier proyecto de investigación en biomedicina es avanzar en el conocimiento, en el manejo y en la prevención de las enfermedades. Hoy por hoy, en nuestro país no se analizan suficientemente bien los resultados obtenidos de la investigación, más allá de la mera comprobación y registro de los gastos y, en el mejor de los casos, la contabilidad del número de publicaciones científicas derivadas de un proyecto. Una mesa redonda conjunta SEC y CNIC, ha abordado esta temática, profundizando también en el impacto de ensayos clínicos españoles en guías internacionales de práctica clínica.
Para el Dr. Antonio Fernández-Ortiz, comoderador de la sesión, no cabe duda que “España ha ganado protagonismo en los últimos años en la generación de conocimiento, tanto a través de proyectos propios de investigación cardiovascular como participando de forma activa en proyectos y comités internacionales”. No obstante, apostilla el especialista del Hospital Clínico San Carlos, “nuestro país está todavía lejos del lugar que por población, desarrollo e inversión le correspondería”.
Trabajo en red
En el pasado la marca ‘made in Spain’ se ha basado en el éxito individual de unas pocas genialidades. Poco a poco esta concepción de la marca España está cambiando, y hoy se conoce internacionalmente a nuestro país por un excelente sistema de formación de especialistas en medicina (sistema MIR), por un sistema asistencial altamente tecnificado y de excelencia y por la puesta en marcha de nuevos centros de investigación que están liderando a nivel mundial importantes proyectos de investigación básica y clínica.
A juicio de este experto, “en los últimos años se está superando en nuestro país el individualismo como forma de supervivencia para obtener resultados en investigación cardiovascular”. Se han establecido redes de investigación, se han redactado planes estratégicos y, sobre todo, han surgido nuevas formas de gestión en centros, como el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), con mayor responsabilidad en la gestión directa tanto del personal como de la inversión en investigación.
En general, según el Dr. Fernández-Ortíz, “el sistema público sanitario español es el terreno ideal para sembrar proyectos excelentes de investigación clínica”. A pesar de esto, “la investigación clínica en España no es todavía comparable a que se hace en los países de nuestro entorno”. En su opinión, “no es un problema de financiación, o no solo de financiación”. Valga el dato de que en ocasiones hasta un 50% de los fondos públicos destinados en nuestro país a proyectos colaborativos se han dejado sin gastar.
Ensayos clínicos como el METOCARD, el REBOOT y SECURE son buenos ejemplos de cómo la red de hospitales españoles, trabajando en colaboración, es capaz de hacer investigación clínica del máximo nivel de excelencia.
‘Influencer’ en investigación cardiovascular
España lidera actualmente proyectos en el área cardiovascular, como el SECURE, que está financiado con fondos europeos. Sin embargo, “estamos todavía muy lejos de conseguir retornar el dinero que nuestro país aporta a los fondos europeos para investigación y, sobre todo, estamos lejos de converger con el resto de líderes europeos en el puesto que nos correspondería”, advierte Fernández-Ortíz.
De los estudios en marcha, “el SECURE tendrá seguro un sonado impacto en las guías de práctica clínica si se confirman los buenos resultados de la polipíldora, reduciendo el riesgo de nuevos eventos cardiovasculares tras un infarto de miocardio”, indica este cardiólogo, quien resalta también otras importantes contribuciones de investigadores españoles a nivel internacional. Así, por ejemplo, en las “Guías de Práctica Clínica de la ESC-2019” sobre el manejo de las dislipemias y sobre el tratamiento de los síndromes coronarios crónicos ha participado un número equilibrado de especialistas de muchos países europeos, entre ellos cardiólogos españoles. Ambas guías tienen una extensa bibliografía, con hasta 600 referencias, que sirve para sostener los niveles de evidencia en los que se basan las distintas recomendaciones. Desafortunadamente, se lamenta Fernández-Ortíz, “en estas guías, las referencias a investigaciones o ensayos clínicos nacionales son muy escasas o ausentes”.
Como recomendaciones básicas, el jefe de cardiología intervencionista del Hospital San Carlos de Madrid, apuesta por:
- reforzar la formación en investigación de las generaciones más jóvenes. “La formación MIR de especialistas médicos es excelente en la vertiente asistencial, pero es deficiente en la faceta investigadora, hay que revalorizar el importante papel del médico investigador”, apunta.
- se debe fomentar la colaboración, facilitando la movilidad real de investigadores médicos entre las diferentes instituciones dedicadas a la investigación (hospitales, centros nacionales, universidades,…) e incrementando la cooperación entre proyectos en base a criterios de efectividad científica
- se debe aspirar a la participación internacional relacionándose, compitiendo o colaborando con los países más avanzados en investigación como EE. UU., Reino Unido, Francia o Alemania.