En estos últimos años en los que la pandemia por COVID-19 ha llamado con fuerza a nuestra puerta y la amenaza de la guerra en Europa con la invasión de Ucrania nos aterroriza, el papel ancestral de cuidadora de la mujer se ha sobredimensionado. Hemos visto a la mujer como cuidadora, maestra y profesional con extrema dificultad para conciliar la vida familiar y su trabajo. Los medios han mostrado imágenes de mujeres al cuidado de los hijos y familiares en el éxodo de la reciente guerra. En estos escenarios, ¿queda algún margen para el autocuidado, tiempo para dedicar a la salud? La enfermedad cardiovascular continúa siendo la primera causa de muerte en la mujer, no sólo en Europa y EEUU, también en España. En el año 2020 murieron 8.000 mujeres más que hombres por esta causa (INE). Desde el GT de mujeres de la SEC constatamos que continúamos sin información sobre la prevalencia de las patologías cardiológicas más importantes en la mujer y existe una inequidad manifiesta en la aplicación de las guías de práctica clínica en comparación con el hombre. Tampoco disponemos de datos suficientes sobre los resultados de diferentes procedimientos terapéuticos en la mujer con ECV.
Por otra parte, la detección temprana y el manejo de los factores de riesgo cardiovascular (FRCV) siguen siendo fundamentales para mejorar la salud cardiovascular de las mujeres y reducir la mortalidad prematura. Los FRCV son más prevalentes en las mujeres que en los hombres que ingresan en nuestros hospitales; el 50% de las mujeres que ingresan por infarto agudo de miocardio (IAM) tienen más de 3 FRCV (García M et al, Circ Res 2016). Existe una fuerte evidencia de que los factores de riesgo clásicos (p. ej., hipertensión, dislipidemia, diabetes, obesidad, dieta poco saludable, estilo de vida sedentario y tabaquismo) contribuyen al desarrollo de la EFCV. Sin embargo, muchos otros FRCV importantes, pero poco reconocidos, incluidos los factores psicológicos, sociales, económicos y culturales que a menudo están influenciados por el género, parecen contribuir a las enfermedades cardiovasculares en las mujeres. Factores psicosociales como la depresión, el aislamiento , el estrés inciden con mayor dureza en las mujeres confiriéndoles el doble de riesgo de desarrollar enfermedad coronaria que a los hombres (Roest A, et al. J Am Coll Cardiol 2010; Levine GN, Circulation 2021).
Un hecho muy relevante que hay que destacar son otros factores de riesgo exclusivos del género femenino, y mucho menos conocidos por las propias mujeres, que pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como los antecedentes obstétricos y ginecológicos, incluida la pre-eclampsia, eclampsia (3 veces riesgo de CI; Tooher J, et al., Hypertension. 2017), la diabetes gestacional (4 veces riesgo de DM, 47% riesgo de IM; Tobias DK, et al., JAMA Intern Med. 2017), el parto prematuro (antes de las 37 semanas), la menopausia prematura (antes de los 45 años aumenta 1.5 el riesgo de ECV; Wellons M, et al., Menopause. 2012) y el síndrome de ovario poliquístico, así como los trastornos autoinmunes sistémicos que afectan más frecuentemente a la mujer.
Cada vez hay más evidencia de que las diferencias biológicas pueden afectar la expresión de los FRCV e impartir un riesgo diferencial para las mujeres en comparación con los hombres. La hipertensión, la diabetes mellitus, el tabaquismo son factores de riesgo más potentes de isquemia miocárdica en mujeres que en los hombres (Aggarwal NR,et al., Circulation CQO 2018). Así, el tabaquismo y la diabetes confieren a la mujer un 45% y un 25% más de riesgo CV a la mujer que al hombre, respectivamente.
El conocer nuestro estado de riesgo, con la consideración de todos los factores señalados, nos permite prever y predecir este riesgo. La valoración del riesgo CV en la mujer debe realizarse de forma periódica, puesto que es dinámico y dependerá del ciclo vital de cada mujer. Estas medidas nos brindan una gran oportunidad, la de modificar las pautas de conducta, el estilo de vida y en los casos en los que sea necesario, aplicar tratamientos farmacológicos que permitan evitar la aparición y la progresión de la enfermedad cardiovascular. Un dato relevante, a día de hoy, es que la población general desconoce que la ECV es la primera causa de muerte en las mujeres. Todavía siguen creyendo que el cáncer de mama es su primera causa de muerte. La desinformación obstaculiza la concienciación sobre la importancia del autocuidado. Para conseguir mejorar la salud CV de las mujeres hay realizar campañas de difusión, de información sobre el autocuidado y la autoresponsabilidad de nuestro estado de salud .
En las mujeres en muchas ocasiones y por múltiples condicionantes, entre otros la asunción de un rol social y familiar de cuidadora, la baja percepción de la enfermedad cardiovascular como una amenaza real, el autocuidado y el conocimiento de los factores de riesgo no son una prioridad en la atención a su propia salud. Contribuir al cambio de esta actitud en las mujeres es una responsabilidad de todos: las propias mujeres, los profesionales sanitarios, los medios de comunicación, la administración sanitaria y de toda la sociedad.
Reducir la carga de enfermedades cardiovasculares en las mujeres es un objetivo ambicioso, pero imperativo y valioso, especialmente porque a pesar de los patrones heterogéneos de enfermedades y factores de riesgo entre países y contextos, con intervención, gran parte del riesgo puede modificarse y mitigarse.
Las mujeres no somos una “población especial”, agrupándonos con los ancianos, como en muchos estudios y clases formativas actuales. Las mujeres somos el 52% de la población y una prioridad en las líneas de Estrategia de salud cardiovascular del Ministerio de Salud. En este sentido, las instituciones científicas, académicas y gubernamentales del país deben de establecer planes de acción para difundir la importancia de mejorar la salud CV de las mujeres.
Por otra parte, la visibilidad de las mujeres profesionales en la Cardiología continúa siendo baja. Los puestos de responsabilidad en la univerdiad, instituciones hospitalarias y científicas siguen siendo ocupados mayoritariamente por hombres, a pesar de que el número de mujeres en la carrera de Medicina y especialidad es superior (Sambola A et al. Rev Esp Cardiol 2019 (Engl Ed). 2019 . Por este motivo, deben de promoverse acciones que abran paso a la incorporación de la mujer en los puestos de responsabilidad porque tienen mucho que aportar.
Coordinadoras del GT Mujeres en Cardiología
Dra. Antonia Sambola Ayala | Dra.Mila Pedreira