El Día Internacional de Acción para la salud de las Mujeres es un día de reflexión, de celebración y de acción.
Reflexión, porque institucionalizar un día con ese propósito concreto significa que la salud de la mujer es importante, y conseguirla implica que han de tenerse en cuenta algunas características intrínsecas biológicas y psicosociales que nos hacen diferentes a los hombres.
De celebración porque, durante la última, década se ha conseguido alcanzar el reconocimiento de la comunidad científica y las instituciones del valor e importancia de estas diferencias para establecer planes de mejora en la salud de las mujeres.
De forma reiterada, múltiples artículos científicos alertan de la importancia de abordar la enfermedad cardiovascular en la mujer, que sigue siendo la primera causa de muerte por delante del cáncer de mama. Sin embargo, aún hoy la mujer tiene menos acceso a tratamientos basados en la evidencia científica y sigue estando poco representada en los ensayos clínicos. Además, todavía no se incluyen en los textos de Medicina las diferencias biológicas y de género propias de las mujeres. Por último, no hay que olvidar que las mujeres constituyen el 50% de la población mundial por lo que cualquier mejora en su salud por pequeña que sea tiene un impacto muy importante en su conjunto.
De acción porque ahora nos queda un largo camino por recorrer para establecer herramientas que permitan visibilizar y mejorar la salud cardiovascular en la mujer.