La utilidad de la resincronización cardiaca se basa en mejorar la disfunción sistólica del ventrículo izquierdo (VI) y la asincronía eléctrica en pacientes seleccionados adecuadamente.
En la insuficiencia cardiaca la insuficiencia mitral (IM) es progresiva originando una sobrecarga crónica del volumen ventricular izauierdo, aumenta la presión ventricular derecha y en consecuencia acelera la progresión de la disfunción del VI y de la insuficiencia cardiaca.
Entre el 80-85 % de los pacientes que reciben resincronización cardiaca (RC) presentan una IM, que es moderada a severa en aproximadamente el 40 % de ellos.
Se ha observado una disminución significativa de la IM en una proporción importante de pacientes sometidos a RC y se atribuye a una interacción compleja de mecanismos.
Debido a la mejoría o a la corrección total de la IM por la acción de la RC se reducen las presiones de llenado del VI, disminuye la congestión post capilar pulmonar y se observa una reversión del remodelado cardiaco.
Se han propuesto numerosos predictores, invasivos y no invasivos, de la RC. La ubicación del electrodo VI en el momento del implante es uno de los mecanismos propuestos para obtener la reducción de la IM. Una medida habitualmente estudiada del retraso eléctrico es el intervalo QVI, tiempo desde el inicio del complejo QRS en el ECG de superficie a la activación local del VI en el sitio del electrodo en el VI.
Los autores de este estudio analizan los datos de los 426 pacientes pertenecientes al estudio SAMRT-AV, examinan la asociación entre el QVI basal y la reducción de la IM tra la RC (smart-delay determinado mediante la optimización AV comparando con otros métodos usados del retraso AV). Se llevaron a cabo análisis clínicos y ecocardiográficos cada 3 y 6 meses. Se excluyeron pacientes en fibrilación auricular y con extrasistolia ventricular. El “end-point” principal fue la reducción de la IM. El QVI más largo se asoció con el grado menos severo de IM a los 6 meses, con una reducción paralela del volúmen de la aurícula izquierda y de las presiones de llenado del VI. Y proporcionan una evidencia importante de la asociación entre el QVI basal y la reducción de la IM tras la RC.
Seleccionando un área con un QVI largo en el momento del implante del electrodo es suficiente para alcanzar una reducción significativa de la IM. Como la exacta implantación del cable VI es subóptima ello obliga a una reposición del electrodo o a una más extensa implantación de electrodos VI multipolares.
La medición QVI o VD-VI es simple, no requiere medidas por ecocardiografía ni por ecg de superficie, y tiene la ventaja de ser llevada a cabo automáticamente por el dispositivo.
Autores
Angelo Auricchio, MD, PhD, FESC.