SIMPOSIUM SATELITE: Boston Scientific
Moderador: Dr. Josep Brugada
Estado actual de la Resincronización cardíaca desde el punto de
vista del electrofisiólogo.
Dr. Martín Schalij
Seguimiento de los dispositivos de RSC. El punto de vista del clínico.
Dr. María Ángeles Castel
La introducción de los dispositivos de resincronización en el tratamiento de los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica (ICC) ha cambiado la vida de los electrofisiólogos y de los cardiólogos clínicos que se ocupan de estos pacientes y está abriendo nuevas posibilidades hasta ahora no consideradas. La resincronización cardiaca (RSC) es un tratamiento complejo que exige la participación de diferentes subespecialidades cardiológicas, creando un trípode de actuación el que el electrofisiólogo, ecocardiografista y el clínico se reparten tareas importantes en el seguimiento y optimización de estos pacientes.
Cuando el clínico evalua un paciente como tributario a RSC, se encuentra ante un paciente que tiene un estadiaje avanzado y con peor pronóstico que pacientes sin BRI en su misma clase funcional. El clínico realiza un estadiaje del riesgo y analiza comorbilidades. Evalúa y corrige los factores que pueden mejorar de antemano la clínica y el pronóstico del paciente. El seguimiento óptimo debería comenzar a los 7-10 d posimplante realizando un ajuste de tratamiento en pacientes que presenten mejores valores tensionales tras la RSC. Y a los 45 días se dispone de valiosa información en la interrogación de los dispositivos para optimizar la programación y el tratamiento.
Existe una batería de información que obtenemos de la interrogación de un dispositivo de RSC. La evolución de la frecuencia cardiaca, la evolución de la huella de variabilidad, del sistema autónomo, y de las horas de actividad del paciente durante meses. Podemos ver en dispositivos especiales el aumento de la impedancia intratorácico como predictor de una descompensación. Podemos optimizar los intervalos VV y AV en aquellos pacientes en los que a pesar de optimizacion del tratamiento y de la programación, no responden o con el tiempo empeoran.
Estamos ante una nueva realidad en que la innovación que nos proporciona la tecnología y el número cada vez más elevado de pacientes tratados con RSC, nos enfrentan a pacientes mas complejos, con patologías y comorbilidades asociadas más severas y con complicaciones de más difícil manejo. Es fundamental integrar toda la información que nos aportan los dispositivos para obtener el mayor beneficio de la RSC. Ésto, a su vez, exige unos niveles de especialización por parte del cardiólogo fuera de los ámbitos a los que esta acostumbrado.
Y esta realidad nos plantea dos nuevas cuestiones: ¿Estamos haciendo un seguimiento correcto de nuestros pacientes? ¿Estamos cosiguiendo el máximo rendimiento de los dispositivos que implantamos? Si no es así, ¿en qué estamos fallando? Un aspecto importante es la separación y falta de comunicación del electrofisiólogo y el clínico de insuficiencia cardiaca. Ha surgido, por tanto la necesidad de que los pacientes resincronizados sean tratados por una nueva figura (híbrido) de cardiólogo: bien por un clínico especialista en ICC con interés en electrofisiología o por un electrofisiólogo con interés clínico. Y como unión de ambos, la necesidad de la creación de unidades de resincronización reales o virtuales por sistemas de “homemonitoring” que aúnen y acerquen los conocimientos de los 3 especialistas (clínico, electrofisiólogo y ecocardiografista) para el manejo óptimo de estos pacientes.