Dña. Mercedes Roldós, consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias ha inaugurado esta mañana la VIII Reunión Anual de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC)
Los factores de riesgo cardiovascular más prevalentes en Canarias son la diabetes, en primer lugar, seguido muy de cerca de la hipertensión; en ellos influyen los hábitos de vida de la población canaria.
España cuenta con excelentes electrofisiólogos, sin embargo en relación con el entorno europeo la situación española de las unidades de arritmias es inferior en dotación humana y material.
En Canarias se concentra el mayor número de diabéticos de la geografía española, superando a otras comunidades autónomas. Muy de cerca le sigue la hipertensión, como el segundo factor de riesgo cardiovascular más prevalente entre la población canaria. Asimismo, la hipercolesterolemia, el tabaquismo, el sedentarismo y el estrés están más presentes en esta población insular que en el resto de comunidades autónomas.
“En Canarias contamos con una de las tasas más elevadas de riesgo cardiovascular, junto a otras comunidades autónomas como Andalucía, Levante y Baleares”, señala el Dr. Eduardo Caballero, del Servicio de Cardiología del Hospital Dr. Negrín, en el marco de la VIII Reunión Anual de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) que esta mañana ha inaugurado la consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, Dña. Mercedes Roldós.
Los hábitos de vida de la población canaria son los principales responsables de la elevada prevalencia de riesgo cardiovascular en esta población, “siendo la alimentación una de las grandes lagunas”, apunta el Dr. Caballero. De la misma forma, los factores genéticos de los canarios también influyen en la prevalencia de patologías cardiovasculares.
Asimismo, las arritmias cardíacas son más frecuentes en la población canaria —la media nacional de prevalencia ronda el 1%— como consecuencia de la mayor incidencia de factores de riesgo cardiovascular.
Alteraciones en el ritmo
Las alteraciones en el ritmo del corazón se denominan arritmias, “siendo la fibrilación auricular el tipo de arritmia más prevalente en la práctica clínica, aumentando al doble el riesgo de muerte de quien la padece”, apunta el Dr. Francisco Javier Chorro, vicepresidente de la SEC.
Actualmente, existe una opción intervencionista para la mayoría de los trastornos del ritmo cardíaco, quedando el tratamiento farmacológico como una alternativa secundaria. “La intervención para eliminar las arritmias se denomina ablación con catéter, y generalmente requiere un ingreso hospitalario de 24 horas”, señala el Dr. Fernando Arribas, presidente de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la SEC. A través de un catéter se realiza una pequeña quemadura en el interior del corazón, concretamente en el punto en el que se origina la arritmia. Este proceso se lleva a cabo bajo anestesia local en el laboratorio de electrofisiología cardíaca.
En España se realizan anualmente una media de más de 6.000 procedimientos de ablación con catéter, de los cuales más del 90% se realiza con éxito y sólo cerca del 1% tiene complicaciones mayores, siendo la mortalidad menor del 1 por 1000.
Posición privilegiada
En el campo de la arritmología, la llegada de las técnicas de ablación provocó el “traspaso de una fase diagnóstica a una fase terapéutica, abandonando los antiguos tratamientos farmacológicos, poco efectivos y con efectos secundarios”, señala el Dr. Arribas.
Simultáneamente a las técnicas de ablación aparecieron los desfibriladores automáticos implantables (DAI), un campo en el que se han producido numerosos avances. Asimismo, “la generalización de las técnicas de resincronización ha permitido el tratamiento efectivo de muchos enfermos con insuficiencia cardiaca, disfunción sistólica y asincronía ventricular”, afirma el presidente de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la SEC.
Además de los avances producidos en la especialidad, España cuenta con excelente profesionales en el campo de la electrofisiología. Sin embargo, “en comparación con los países de nuestro entorno, encontramos que la dotación material y humana de las unidades de arritmias en España es muy inferior a la media europea”, apunta el Dr. Arribas.