Tanto la fibrilación auricular como la obesidad, representan auténticas epidemias en los países desarrollados, con previsiones de incidencia y prevalencia de ambos problemas para las décadas venideras, realmente alarmantes. Existen evidencias derivadas de diversos estudios prospectivos, que relacionan la obesidad con una mayor incidencia de fibrilación auricular, si bien no es del todo conocido cómo el aumento de peso puede relacionarse con una mayor incidencia de fibrilación auricular, y en qué proporción la incidencia creciente de fibrilación auricular en nuestras sociedades se debe a los efectos de la obesidad. Entre los mecanismos que se postulan, se encuentra el aumento del tamaño auricular y el desarrollo de disfunción diastólica ventricular izquierda que se produce en los pacientes obesos, si bien no son los únicos mecanismos implicados. Para complicar la ecuación, se añade un tercer elemento que coexiste con elevada frecuencia en pacientes con ambas condiciones, la apnea obstructiva del sueño, síndrome de elevadísima prevalencia en sujetos obesos, y que además de forma independiente se ha reconocido asociado a un mayor riesgo de desarrollar fibrilación auricular. En la apnea del sueño, la disfunción diastólica y el aumento de tamaño auricular son también efectos independientes reconocidos sobre el sistema cardiovascular.
Algunos trabajos recientes han puesto de manifiesto que la pérdida de peso puede asociarse a una reducción de la carga de fibrilación auricular, pero no se conoce si esta reducción es mantenida en el tiempo, si a mayor pérdida de peso mayor es la reducción de la carga arrítmica y qué efectos tienen las fluctuaciones en el peso del paciente a largo plazo, sobre la carga de fibrilación auricular. Pathak y colaboradores, incluyeron en su estudio a un total de 355 pacientes con un índice de masa corporal superior a 26 Kg/m2 e historia de fibrilación auricular paroxística o persistente, que aceptaron someterse a un programa dirigido de pérdida de peso (fundamentalmente basado en dieta y ejercicio físico diario), con el objetivo de alcanzar una reducción ponderal del 10%. Una vez finalizado el programa, los pacientes fueron divididos en tres grupos en función de la pérdida ponderal registrada tras el programa (grupo 1, más de 10% -135 pacientes-, grupo 2 entre 3 y 9% -104 pacientes-, y grupo 3 menos de 3% de pérdida ponderal -117 pacientes-). Además, en cada visita anual en el seguimiento se clasificó a los pacientes en función de si tuvieron una pérdida ponderal lineal (superior o igual al 1% de pérdida ponderal entre cada dos visitas) o bien si tuvieron una pérdida ponderal con ciclos fluctuantes (ganancia igual o superior a un 1% respecto a la visita previa). Además del programa de pérdida de peso, en cada paciente se utilizó una estrategia de control de ritmo o de frecuencia de la fibrilación auricular, a discreción de su médico responsable. El objetivo primario fue evaluar la carga de fibrilación auricular sintomática en los 3 grupos, lo que se realizó mediante la escala AFFS, focalizada en la frecuencia, duración y severidad de los síntomas de la fibrilación auricular, así como evaluar el porcentaje de pacientes sin fibrilación auricular en el seguimiento, usando holter ECG de 7 días. Los 3 grupos resultaron homogéneos en sus características generales basales. Los autores observaron mejoras significativas en la presión arterial, perfil lipídico, control glucémico y estado inflamatorio en el grupo 1 respecto al grupo 2 y al grupo 3. También de forma significativa se observó una reducción del volumen auricular izquierdo y del grosor del septo interventricular en los pacientes de los grupos 1 y 2, pero no en los del grupo 3, en los que el volumen auricular aumentó y se mantuvo igual el grosor del septo. Los pacientes del grupo 1 tuvieron un descenso significativo en la carga de fibrilación auricular respecto a los de los otros dos grupos (P<0.0001). Además, la probabilidad de estar libre de fibrilación auricular en los pacientes del grupo 1 fue 6 veces mayor que en los de los otros grupos. Observaron igualmente que las fluctuaciones en el peso contrarrestaron los efectos beneficiosos de la pérdida ponderal, de tal manera que en los pacientes con un 6% de fluctuación en el peso entre dos vistas anuales presentaron un riesgo dos veces mayor de recurrencia de la fibrilación auricular. Así, el mantenimiento de la pérdida ponderal del 10% o mayor (grupo 1) se asoció a tener una probabilidad de estar libre de fibrilación auricular 5,6 veces mayor a los 5 años de seguimiento en comparación a los pacientes con menor pérdida ponderal o que no perdieron peso. A la vista de estos resultados, los autores destacan el efecto dosis dependiente observado de la reducción ponderal sobre la carga de fibrilación auricular y sobre la probabilidad de recurrencia de la misma.
Long-Term Effect of Goal Directed Weight Management in an Atrial Fibrillation Cohort: Long-Term Follow-Up Study (LEGACY Study)
Pathak RK et al. J Am Coll Cardiol; In Press