La experiencia acumulada de los últimos años demuestra que el tratamiento de determinados tumores tiene efectos secundarios graves sobre el corazón, que pasan desapercibidos en la fase aguda del tratamiento del cáncer, pero que llegan a triplicar el riesgo cardiovascular de los pacientes una vez que han superado el proceso oncológico. Cardiotox es un registro que ha nacido para dar respuesta a la necesidad de crear un score de riesgo de cardiotoxicidad.
Desde que el registro CARDITOX arrancó su experiencia piloto en el Hospital de La Paz de Madrid, donde se formó la primera unidad de Cardio-Oncología de España, esta experiencia se ha extendido a 19 hospitales españoles. El registro multicéntrico comenzó a incluir pacientes en enero de 2014. "El criterio principal para incorporarse al registro es conseguir un acuerdo en cada centro entre cardiólogos y oncólogos/hematólogos para la monitorización de pacientes que van a ser tratados con fármacos potencialmente cardiotóxicos. El objetivo principal del registro es obtener un score de riesgo que permita predecir los efectos adversos cardiotóxicos asociados a la terapia oncológica de cada paciente", explica la Dra. Teresa López, del Servicio de Cardiología del citado hospital madrileño.
"Actualmente, la principal causa de muerte en supervivientes de cáncer de mama o linfoma de Hodgkin es la enfermedad cardiovascular derivada del tratamiento oncológico", apunta la Dra. López.
No solo ha demostrado ser cardiotóxica la quimioterapia clásica, el tratamiento con radioterapia torácica a dosis altas también asocia eventos cardiovasculares tardíos (daños en el miocardio, en el pericardio y en el tejido valvular, que desembocan en insuficiencia valvular, patología pericárdica y enfermedad coronaria precoz). "Además no debemos bajar la guardia ante las posibles complicaciones de los nuevos quimioterápicos", matiza la experta.
En cuanto a los fármacos quimioterápicos, los mayores efectos secundarios a nivel cardiovascular se han asociado clásicamente a las antraciclinas, ya que producen daño directo sobre el miocardio que se manifiesta como disfunción ventricular tardía, inicialmente asintomática. Este hecho dificulta un diagnóstico precoz desde el punto de vista clínico y precisa una monitorización activa de la función ventricular. Como puntualiza la Dra. López, "el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca es diez veces superior después de recibir antraciclinas que después de un infarto no complicado ".
Asimismo, con los nuevos fármacos antitumorales (inhibidores de la tirosina quinasa, anticuerpos monoclonales y antiangiogénicos) también se están describiendo complicaciones cardiovasculares graves como hipertensión, enfermedad vascular periférica e insuficiencia cardiaca.
El impacto a nivel ventricular se puede modular
Aunque en los últimos años se pensaba que este efecto colateral de la terapia oncológica era inevitable, en la actualidad se sabe que, si se manejan los factores cardiovasculares desde el inicio del abordaje del cáncer, se reduce el impacto a nivel ventricular. Para preservar la función cardiaca desde estadios precoces, la experta incide en que "hay que ser muy estrictos con los hábitos de vida cardiosaludables, y vigilar con técnicas de imagen daños a nivel cardiaco subclínicos. Sabemos que la monitorización con biomarcadores como las troponinas, o con parámetros nuevos de ecocardiograma, permite identificar daño miocárdico en una fase muy precoz. El tratamiento en esa fase muy temprana con betabloqueantes y con IECAs normaliza esos cambios y evita el desarrollo a largo plazo de disfunción ventricular".
En este sentido, es bien conocido que los pacientes que tienen más riesgo de desarrollar cardiopatía secundaria a la quimioterapia son aquellos que ya presentan cardiopatía previa, por lo que hay una tarea clave de prescripción cardiovascular para evitar las consecuencias del tratamiento oncológico.
En definitiva, la elaboración de protocolos asistenciales de monitorización de la tensión arterial, la glucemia, el perfil lipídico y la función cardiaca con técnicas de imagen y biomarcadores es esencial para el diagnóstico precoz del daño cardiaco y mejora los resultados cardiológicos de las terapias del cáncer. El problema es el elevado número de pacientes que hay que monitorizar, motivo por el cual resulta imprescindible obtener un score de riesgo que permita un uso responsable de los recursos disponibles y mejore el pronóstico cardiovascular de los supervivientes de cáncer.
SESIÓN 203. ENCUENTRO EXPERTOS
Cardio-oncología. Oportunidades de mejora en la prevención de la cardiotoxicidad
Jueves, 22 de octubre 18:15-19:15 h
Sala A2
1 Patnaik JL, Byers T, DiGuiseppi C, et al. Cardiovascular disease competes with breast cancer as the leading cause of death for older females diagnosed with breast cancer: a retrospective cohort study. Breast Cancer Res. 2011; 13(3):R64
2 Levy D. The progression from hypertension to congestive heart failure. JAMA 1996 May 22-29; 275(20):1557-62. Oeffinger KC Chronic health conditions in adult survivors of childhood cancer N Engl J Med. 2006 Oct 12;355(15):1572-82
[1] Patnaik JL, Byers T, DiGuiseppi C, et al. Cardiovascular disease competes with breast cancer as the leading cause of death for older females diagnosed with breast cancer: a retrospective cohort study. Breast Cancer Res. 2011; 13(3):R64
[1] Levy D. The progression from hypertension to congestive heart failure. JAMA 1996May 22-29; 275(20):1557-62.
Oeffinger KC Chronic health conditions in adult survivors of childhood cancer N Engl J Med.2006 Oct 12;355(15):1572-82