Hasta la fecha, el desfibrilador implantable es la única terapia establecida para proteger al paciente con Sd. de Brugada de alto riesgo tanto en prevención primaria como secundaria. Para pacientes con arritmias ventriculares repetidas, una potencial opción farmacológica para evitar o reducir descargas del desfibrilador, la constituye la administración crónica de quinidina, y además existen datos iniciales provocadores sobre el uso de la ablación con catéter en el tracto de salida ventricular derecho para eliminar el sustrato arrítmico. La experiencia nacional en España con el uso de quinidina en este contexto, se describe en el estudio de Anguera y colaboradores.
El estudio de Anguera y colaboradores es un análisis retrospectivo de datos en 48 centros españoles, que identifica a los pacientes con síndrome de Brugada portadores de DAI (829) y selecciona a aquellos que a lo largo del seguimiento han recibido tratamiento con quinidina por arritmias ventriculares recurrentes. El número de pacientes tratado con quinidina fue de 29, lo que supone el 3,5% del total de pacientes portadores de DAI con síndrome de Brugada. El 86% de ellos eran hombres y la edad media era de 39 ± 14 años. Algo mas de la mitad de estos 29 pacientes (16 pacientes) recibieron el DAI por prevención secundaria debido a una muerte súbita abortada. El tratamiento con quinidina se inició en un tercio de ellos por presentar tormenta eléctrica debida a arritmias ventriculares y en dos tercios restantes por descargas repetidas frecuentes sin criterio temporal de tormenta eléctrica. Los autores analizan el efecto del tratamiento con quinidina a lo largo del subsecuente seguimiento (60 ± 41 meses), observando una reducción significativa en el número de descargas del DAI en los mismos, tanto en el número de descargas totales (de 203 choques antes de la quinidina a 41 después del inicio del tratamiento con la misma, p<0,0001), como en el número medio de choques por paciente (de 6 a 0 choques, p<0,0001). En este seguimiento, el 66% de los pacientes(19) no presentaron nuevos choques tras el inicio de la quinidina, y 10 pacientes (34%) sí que presentaron nuevos choques, aunque en menor número que lo registrado previo a la quinidina. Como predictores de recurrencias pese a la quinidina en el análisis univariado efectuado, se identificaron la discontinuación temporal del tratamiento con quinidina y el número de choques previo al inicio de tal tratamiento. La dosis de quinidina se tuvo que reducir en pacientes con efectos secundarios como diarrea o desarrollo de lupus cutáneo, lo que ocurrió en 5 pacientes (17% del total).
Anguera I et al. Shock Reduction with Long-Term Quinidine in Patients with Brugada Syndrome and Malignant Ventricular Arrhythmia Episodes. J Am Coll Cardiol 2016;67:1653-1654