La enfermedad cardiovascular continúa siendo la principal causa de mortalidad en nuestro entorno, y hay tres grupos farmacológicos que en infinidad de estudios han demostrado sucesivamente su efecto beneficioso. Estos fármacos son las estatinas, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y el ácido acetilsalicílico (AAS).
Gran parte de los pacientes en prevención secundaria tienen indicados de forma crónica los tres tratamientos para prevenir nuevos eventos cardiovasculares, ya que se consideran el pilar fundamental de la prevención secundaria y los podemos prescribir en forma de múltiples comprimidos o como el policomprimido cardiovascular.
Conocer la opinión y las preferencias de nuestros pacientes a la hora de prescribirles un tratamiento, que muy probablemente llevarán durante el resto de sus vidas, es de gran importancia para mejorar los resultados clínicos. Por ello, el estudio AURORA1, que publicamos hace unos meses, tiene gran trascendencia, ya que detalla cuáles son dichas preferencias. En el estudio incluimos un amplio rango de pacientes de prevención secundaria tratados con el policomprimido CNIC o los monocomponentes por separado. La investigación demostró que los pacientes que recibían el policomprimido cardiovascular presentaban mayor satisfacción, mayor adherencia y mayor confianza en el tratamiento que aquellos tratados con los tres componentes por separado. La satisfacción de los pacientes en todos los apartados del cuestionario validado TSQM-9 fue superior en aquellos tratados con el policomprimido. En parte, esto podría estar relacionado con la disminución en el número de comprimidos que tomaban gracias al empleo del policomprimido (de 8,2 a 6,2), lo que también facilitaría la mayor adherencia encontrada en esta cohorte de pacientes. Y es que la adherencia al tratamiento fue muy superior en el grupo de pacientes tratado con el policomprimido frente al grupo de sujetos tratado con los tres componentes por separado (57% frente al 38%). En el grupo de pacientes tratado con el policomprimido, prácticamente todos lo consideraban más práctico, cómodo y ofrecía mayor confianza que la toma de los tres componentes por separado, lo que hizo que cerca del 99% de los pacientes eligiera el policomprimido como opción de tratamiento. Y en el grupo de pacientes tratados con los tres componentes por separado, aproximadamente dos tercios indicó que cambiaría al policomprimido.
El tratamiento de los pacientes crónicos es un problema en nuestra práctica clínica, ya que muchos de ellos tienen que mantenerlo a largo plazo y frecuentemente terminan abandonando estos fármacos que tantos beneficios les aportan, especialmente cuando son preventivos y no para aliviar el dolor. En conclusión, simplificar el tratamiento mediante la reducción del número de comprimidos es una estrategia que se ha mostrado eficaz en múltiples estudios, y además, como demostró nuestra investigación, es la opción que prefieren los pacientes. Todo lo expuesto, sumado a que las principales guías de práctica clínica recomiendan el uso del policomprimido para mejorar los resultados en salud en los pacientes con enfermedad aterosclerótica2,3, debería ser razón suficiente para que el policomprimido se convierta en la opción terapéutica elegida en los casos indicados.
Referencias
- Cosin-Sales J, et al. Evaluating patients’ satisfaction and preferences with a secondary prevention cardiovascular polypill: the Aurora study. J Comp Eff Res. 2021;10:975-985.
- Knuuti J, et al. 2019 ESC Guidelines for the diagnosis and management of chronic coronary syndromes. Eur Heart J. 2020;41:407-77.
- Collet JP, et al. 2020 ESC Guidelines for the management of acute coronary syndromes in patients presenting without persistent ST-segment elevation. Eur Heart J 2021;42:1289-1367.