Tratamiento de la hipercolesterolemia en prevención secundaria: dónde estamos y hacia dónde vamos
La enfermedad cardiovascular aterosclerótica, representada básicamente por el infarto de miocardio y el ictus, es una de las principales causas de muerte en los países occidentales.
Cuando un ensayo clínico ha sido realizado en una amplia población de pacientes con características heterogéneas, sus resultados pueden extrapolarse a una gran variedad de enfermos. Esto, que a priori constituye una fortaleza, nos puede impedir precisar si los resultados son realmente aplicables a pacientes con características determinadas1.
En el último año se han publicado varios estudios sobre tratamientos hipolipemiantes, y lo más importante es que al menos en dos de ellos se ha demostrado reducción de eventos cardiovasculares en su objetivo principal. Estos estudios son el REDUCE-IT1 y el ODYSSEY OUTCOMES2. También se han publicado y/o comunicado datos sobre la eficacia hipolipemiante del ácido bempedoico en los estudios CLEAR Harmony3 y CLEAR Wisdom4, con demostración también de reducción de eventos cardiovasculares, pero como objetivo secundario en este último.
El alta hospitalaria es el momento ideal para iniciar un tratamiento que tenga como objetivo reducir el colesterol LDL (cLDL) lo más posible y, por lo menos, por debajo de 70 mg/dl, al tratarse ya de un paciente de muy alto riesgo vascular1. Además, según la línea de las últimas recomendaciones, como la de los endocrinos estadounidenses2, esta estrategia debe ser aún más agresiva, alcanzando valores por debajo de 55 mg/dl en los pacientes de más riesgo por diabetes, insuficiencia renal, insuficiencia cardiaca o eventos de repetición.