La principal causa de muerte en pacientes ingresados tras una parada cardiorrespiratoria (PCR) recuperada es el daño cerebral hipóxico-isquémico. La hiperoxia durante los cuidados posresucitación se ha relacionado con un riesgo de empeoramiento del daño cerebral y, sin embargo, la administración restrictiva de oxígeno también aumenta el riesgo de hipoxia tisular.