El Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular y el 42 Congreso Nacional de la AEEC han dedicado una mesa a repasar la situación de los cuidados críticos y, en concreto, al papel que juega la simulación como herramienta de mejora y aprendizaje de las actuaciones en situaciones críticas.
Tal y como explica Víctor Fradejas Sastre, enfermero del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, la atención sanitaria actual está en constante evolución. “La compleja combinación de las técnicas de diagnóstico y tratamiento, de los procesos asistenciales, de las tecnologías y de la interacción entre personas que se dan en la atención sanitaria hacen que esta sea un área de potencial riesgo, lo que supone un grave problema de salud pública, con repercusiones no solo clínicas, sino también económicas, sociales y mediáticas”, detalla.
Así lo puso de manifiesto el informe Errar es Humano, publicado en 1999 por el Instituto de Medicina de Estados Unidos. Este documento reveló que se producían unas 98.000 muertes anuales en ese país como consecuencia de los errores médicos. “El 70% de los errores en salud se derivaban de problemas de comunicación entre los miembros del equipo asistencial, y este problema persiste en la actualidad”, indica Fradejas Sastre, quien cree que la simulación clínica es una herramienta de aprendizaje que puede ayudar a afrontar este desafío.
Simulación y aprendizaje
El objetivo principal de la simulación es la adquisición de competencias entrenando en un ambiente simulado lo más parecido al contexto real. Permite adquirir nuevas competencias técnicas y entrenar otras relacionadas con la comunicación, el trabajo en equipo, la distribución de las cargas de trabajo o la movilización de recursos disponibles. “La simulación es una herramienta docente muy potente y resulta clave estar formados para utilizarla sin riesgo para el paciente”, señala el enfermero del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.
Fradejas Sastre considera fundamental la creación de un contexto de aprendizaje participativo en el que se mantenga la seguridad psicológica y no se dañe la identidad personal y profesional, así como diseñar una experiencia, a través de un caso clínico, alineada con el objetivo de aprendizaje y facilitar una fase de reflexión en la que se proporcione una retroalimentación específica y constructiva para sostener o mejorar el rendimiento en el futuro.
Muchas investigaciones han mostrado que las habilidades clínicas, de comunicación y trabajo en equipo aprendidos con simulación se trasladan al entorno de trabajo de modo más eficaz cuando se comparan con otros métodos tradicionales.
“Hay mucha literatura que ya demuestra la utilidad de la simulación como método de aprendizaje y su impacto en la organización. Por ejemplo, se ha observado una reducción de las tasas de infección como resultado del entrenamiento dirigido a la inserción de vías centrales o disminución de la asfixia perinatal y encefalopatía hipóxico-isquémica cerebral después del entrenamiento del equipo de emergencias obstétricas”, destaca Fradejas Sastre.
Papel de la enfermería en los cuidados críticos
Los cuidados críticos son una especialidad compleja y dinámica que tiene como objetivo dar cobertura a las delicadas necesidades de los pacientes en estado grave o crítico y a sus familiares. El rol de enfermería en estos cuidados se ha ido desarrollando en la medida en que se ha incrementado la necesidad de una mayor especialización en estas unidades.
“Debido a la creciente complejidad y a la naturaleza holística de los cuidados críticos, es necesario que los profesionales de enfermería de estas unidades combinen habilidades específicas, conocimientos y actitudes”, reflexiona Fradejas Sastre, quien añade que, para garantizar que los profesionales de enfermería estén preparados para cumplir este objetivo y desempeñar este papel, “se les debe facilitar oportunidades de desarrollo y una formación adecuada, donde tendría cabida la simulación clínica como entrenamiento”.