Los progresos registrados en las últimas décadas en los procedimientos y técnicas de trasplante cardiaco han sido extraordinarios, pero se enfrentan en estos momentos a un desafío creciente: mantener, o tratar de superar tasas de éxito, pero en pacientes cada vez más añosos, deteriorados y/o complejos. El reto está servido, según se ha puesto de manifiesto en una sesión celebrada en el Congreso SEC 2018.
Este simposio, de carácter divulgativo y dirigido al cardiólogo clínico, ha permitido actualizar el estado actual del trasplante cardiaco: “dónde estamos, a qué problemas nos enfrentamos habitualmente, resultados,…, todo lo cual puede ayudar a los compañeros en la toma de decisiones en su actividad diaria con enfermos de insuficiencia cardiaca avanzada”, según el Dr. Francisco J. González Vílchez, que ha sido el encargado de dibujar el escenario actual del trasplante cardiaco en España.
“Los resultados del trasplante cardiaco en términos de supervivencia han venido mostrando una mejoría progresiva y constante desde el inicio de la actividad en España”. Esto es especialmente significativo en los últimos diez años, “ya que el perfil clínico tanto del donante como del receptor ha ido complicándose en este periodo”, argumenta el Dr. González Vílchez. Y es que, apunta, “el nuevo contexto clínico impone nuevos retos y ventanas de mejora que, atendiendo a los resultados, parece que estamos afrontando con solvencia”.
“Al mal tiempo”, buenos resultados
A pesar de las crecientes dificultades, derivadas del aumento de la complejidad del paciente candidato, “el cardiólogo clínico debe tener presente que el trasplante cardiaco es la terapéutica de elección para los pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada”, afirma el Dr. González Vílchez. Según este experto, “los pacientes que estamos trasplantando actualmente son cada vez más complejos y distan mucho del enfermo ‘tradicional’ hasta hace poco. Los equipos de trasplante se han convertido de facto en equipos de manejo de la insuficiencia cardiaca avanzada, multidisciplinares y en los que se manejan opciones diversas, entre las que se incluye el trasplante”.
Como explica este experto, “más que una ampliación de las indicaciones del trasplante cardiaco, se ha producido una matización (y disminución) de las contraindicaciones, sobre todo las absolutas. Actualmente, las decisiones tienen que ser obligadamente muy individualizadas”, señala el Dr. González Vílchez.
Con todo, las tasas de supervivencia tras un trasplante cardiaco muestran una tendencia significativa a la mejora. “Esto lo hemos conseguido para las fases post-trasplante más precoces, con el control de la morbimortalidad por rechazo y, últimamente, también con la del fallo primario del injerto. En fases más tardías, estamos logrando avances significativos en la prevención y tratamiento de la enfermedad vascular del injerto y sus consecuencias”, asegura este especialista.
Retos pendientes
Con todo, son muchos los obstáculos por superar. “Tenemos siempre pendiente la ampliación de la oferta de donantes apropiados. Además, una vez trasplantado el paciente, trabajamos cada vez más en la prevención del fallo primario del injerto, en la personalización del régimen inmunosupresor y la terapia coadyuvante dirigida a la prevención del rechazo mediado por anticuerpos (rechazo humoral), en el manejo del desarrollo y progresión de la enfermedad vascular del injerto (rechazo crónico) y en rebajar la incidencia de neoplasias”, concluye González Vílchez.