Vivencio Barrios Alonso entrevista a Carlos Escobar Cervantes sobre las principales conclusiones del estudio retrospectivo en vida real, en el que participa como coautor.
El doctor Carlos Escobar Cervantes explica la necesidad de realizar este análisis para confirmar los efectos que tiene el empleo del medicamento de marca o el genérico tanto para el paciente como para el Sistema Nacional de Salud. El estudio, publicado en la revista de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), parte de la importancia que tiene la adherencia al tratamiento en la enfermedad cardiovascular para reducir el número de eventos, y en consecuencia el coste sanitario. Y en el caso concreto del tratamiento antiagregante, diferentes estudios demuestran que tras un evento agudo la adherencia al tratamiento disminuye de una manera muy marcada con el paso del tiempo.
Así, el objetivo es analizar la persistencia del tratamiento de marca vs genérico, en poblaciones hospitalarias y de atención primaria con síndrome coronario agudo (SCA) y enfermedad arterial periférica, entre 2015 y 2017.
Entre las principales conclusiones del análisis, se demuestra de forma significativa que la persistencia al tratamiento con clopidogrel de marca era mayor, tanto en SCA como en enfermedad arterial periférica. En el apartado económico, también se observó que el coste sanitario asociado al tratamiento con el fármaco de marca era menor, independientemente de las comorbilidades. En resumen, “utilizar el clopidogrel de marca ahorra costes al sistema sanitario en comparación con el genérico”.
Hay algunas variables que escapan al control del médico cuando se prescribe un fármaco. Sin embargo, la principal cuestión es si realmente las dos opciones son iguales entre sí: un medicamento genérico debe demostrar resultados similares a los del producto de referencia en un estudio de bioequivalencia, aunque se admite una diferencia de +/- 20%. También influyen los excipientes empleados y la forma de preparación del producto, que pueden tener un impacto en los efectos del medicamento, y que sean diferentes al de referencia. “Además, habría que exigir que los estudios de bioequivalencia se realizaran en el mismo perfil de pacientes en los que se van a emplear los fármacos, y no en una población de voluntarios sanos, ya que podrían haber diferencias relevantes”, apunta el Dr. Escobar.