Los doctores Clara Bonanad Lozano, Lorenzo Fácila Rubio, Sergio Raposeiras Roubín y Aníbal García-Sempere comparten algunas conclusiones relevantes en cuanto al tratamiento de anticoagulación en pacientes ancianos con fibrilación auricular (FA).
Entre las comorbilidades más frecuentes en el paciente mayor, Lorenzo Fácila comenta la hipertensión arterial (HTA), la diabetes e insuficiencia renal. En pacientes octogenarios con FA, en los que la HTA se presenta en más del 90%, recomienda favorecer el uso de inhibidores del sistema renina-angiotensina como tratamiento específico. Por otro lado, los metaanálisis disponibles indican que el paciente diabético presenta un alto riesgo de ictus y se beneficia más del tratamiento con anticoagulantes de acción directa (ACOD), y en aquellos pacientes con FA y enfermedad renal, el uso de estos fármacos puede ser beneficioso para controlar el riesgo de sangrado, prevenir el ictus y evitar la progresión de la enfermedad renal.
El Dr. Raposeiras se centra en los pacientes nonagenarios, explicando las conclusiones de un registro multicéntrico del abordaje de la anticoagulación en 1.750 pacientes: “el beneficio neto es claro en cuanto a anticoagular, sobre todo para los ACOD”. También comenta los objetivos y el diseño del estudio prospectivo FA 90, impulsado por la Sección de Cardiología Geriátrica de la SEC en colaboración con distintos servicios de geriatría y medicina interna, para realizar una valoración geriátrica integral con un seguimiento de tres años a pacientes mayores de 90 años diagnosticados de FA.
Aníbal García Sempere, de la Unidad de Investigación en servicios sanitarios de FISABIO (Valencia), explica algunos de los estudios sobre el inicio de anticoagulación oral, control de los pacientes y la adherencia con AVK y ACOD realizados en base a los datos del Sistema Integrado de Información Sanitaria de la Comunidad Valenciana, que permite el seguimiento de grandes cohortes de pacientes para obtener información que se escapa en los ensayos clínicos y encontrar patrones de manejo farmacoterapéutico.
Como conclusiones, los autores resumen que en el paciente muy anciano con FA tiene un riesgo muy alto de ictus y debería estar anticoagulado en la gran mayoría de los casos. Los estudios muestran que los ACOD son la mejor opción, tanto respecto a la seguridad como al manejo y comodidad del paciente. A pesar de la evidencia aún hay pacientes muy mayores sin anticoagulación solo por el miedo al sangrado, que en la mayoría de los casos suelen ser sangrados manejables médicamente, no fatales y menos incapacitantes que un ictus.