El papel que históricamente han desempeñado los cardiólogos en el tratamiento de la diabetes es muy testimonial, probablemente porque no ha existido interés por su parte, y tampoco existía evidencia de su impacto sobre la reducción de mortalidad cardiovascular. Ahora, al hilo del estudio EMPA-REG y los resultados del empleo de antidiabéticos orales, esta tendencia tiene visos de cambiar la práctica clínica también en cardiología.