La doctora Almudena Castro Conde, presidenta de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca, y el doctor José Ramón González-Juanatey, jefe del Servicio de Cardiología en el Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, hacen un repaso de los estudios más relevantes presentados en el ESC Congress que han demostrado reducción de morbimortalidad en pacientes cardiacos con diabetes.
El Congreso de Roma ha servido de escenario para los resultados de ensayos clínicos de dos fármacos concretos: la empagliflozina y el liraglutide. Pero ¿cómo trasladarlos al día a día de los pacientes diabéticos con cardiopatía isquémica y con insuficiencia cardiaca? Lo primero, identificando el perfil del paciente diabético, sin olvidar que la metformina sigue siendo la primera línea insustituible. En el caso de los pacientes con cardiopatía isquémica, habría que añadir empagliflozina a la metformina.
Para Almudena Castro, el tipo de paciente en que se tiende más a la empagliflozina es el diabético con insuficiencia cardiaca. Todos ellos con cardiopatía isquémica, matiza Juanatey. Sin duda, para los que tienen insuficiencia cardiaca o pacientes con cardiopatía isquémica especialmente con riesgo de IC, todas las guías se ponen de acuerdo en que, o primera línea o añadida a metformina, empagliflozina es la elección.
La Dra. Castro resalta que probablemente se ha atendido menos al campo de la diabetes y la insuficiencia cardiaca que al campo de la diabetes y la cardiopatía isquémica. “El enfermo diabético per se es un paciente que puede desarrollar insuficiencia cardiaca aunque no tenga cardiopatía isquémica. Como cardiólogo, hay que insistir en estos pacientes que no están diagnosticados de diabetes en hacer un screening activo”.
En opinión de Juanatey, el beneficio de EMPA-REG y de Leader no viene dado por la reducción de hemoglobina glicada sino por mecanismos extraglicídicos, y enlaza con que probablemente esto es un fármaco más metabólico. Por ello, para diabéticos con cardiopatía isquémica que hayan tenido un infarto previo y con un cierto riesgo, apunta a la empagliflozina como elección asociada a metformina. En pacientes con insuficiencia cardiaca, atendiendo a los resultados de EMPA-REG, aunque no sea un ensayo de IC, “también debería ser un target específico de usar esta clase de fármacos.”
La gran pregunta es: ¿Deberían el EMPA-REG y el LEADER ir unidos a la hora de dar un beneficio al paciente? Juanatey afirma que lo que sugiere el estudio es que la diferencia estaría en los mecanismos de cardioprotección complementarios, por lo que podría ser una opción explorable al proteger los dos fármacos por mecanismos distintos.
Los doctores celebran el beneficio para el paciente que han demostrado ambos fármacos, y recuerdan el compromiso y la responsabilidad del cardiólogo, especialista que más diabéticos trata, en ocuparse de esta patología de forma activa integrando los resultados de los estudios en su práctica clínica.