La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha recordado, esta mañana, con motivo de la celebración de la XI Reunión de la Sección de Electrofisiología y Arritmias, que en España hay 450.000 personas que se tratan con un anticoagulante oral, por distintas razones médicas, sobre todo de tipo cardiovascular.
La enfermedad que más se trata con estos fármacos es la fibrilación auricular, arritmia cuya prevalencia en la población general se estima que es de un 3%. Esta arritmia se caracteriza por la formación de un trombo que este se desplaza por la sangre hasta producir una embolia. Para evitar que se formen estos coágulos, se administran fármacos anticoagulantes a los pacientes que los necesitan.
Los nuevos anticoagulantes orales (dabigatrán, el único autorizado en España; rivaroxaban, cuya aprobación está prevista en las próximas semanas; y apixaban, un poco por detrás en el tiempo) tienen dos ventajas principales frente a los clásicos. “La primera es que permiten simplificar la vida del enfermo, ya que no hace falta ajustar las dosis, le evitan numerosas analíticas, así como acudir a las unidades de hematología y a diversos controles de salud; y la segunda es que son más eficaces en determinados subgrupos de pacientes”, afirma el Dr. Ignacio Fernández Lozano, presidente de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la SEC.
“Los pacientes que más van a beneficiarse de los nuevos anticoagulantes orales son los que no consiguen un control con los antagonistas de la vitamina K (que son los anticoagulantes clásicos), los que no pueden ir a hacerse controles con mucha frecuencia, los que sangran mucho y en los que se aprecia un muy alto riesgo de sufrir una embolia. Estos son los tres subgrupos en los que sabemos que los nuevos anticoagulantes pueden ser más efectivos que acenocumarol. Entre los tres podrían representar entre un 25%-30% de todos los pacientes anticoagulados”, afirma el Dr. Fernández Lozano.
La eficacia de los nuevos anticoagulantes y sus ventajas respecto a determinados subgrupos de pacientes es clara. “Si no importara el dinero, los nuevos anticoagulantes sustituirían a los clásicos en el 75% de los casos. Pero debemos ser conscientes de que en la actual situación de crisis económica debemos restringir estos fármacos a los pacientes para los que resulten más beneficiosos”, anuncia el doctor.
No obstante, los nuevos anticoagulantes también tienen sus limitaciones médicas, ya que existe poca experiencia de uso en determinadas situaciones clínicas. Así, por el momento, dabigatrán no se puede usar en enfermos con prótesis cardiacas, que aún no han sido incluidos en los estudios.
Estos anticoagulantes de nueva generación (dabigatrán, rivaroxaban y apixaban) surgieron como una alternativa a los clásicos, como acenocumarol (Sintrom), que es el más administrado en España, y warfarina, el más administrado en el resto del mundo. Estos anticoagulantes clásicos dan peor calidad de vida a los pacientes. “Así, el Sintrom les obliga a realizarse un análisis de sangre al menos una vez al mes (es decir, una media de 12 veces al año) y aún así no evita que sufran varios episodios de descompensación al mes, hasta el punto de que el porcentaje de pacientes bien anticoagulados con estos análisis no llega al 60%”, informa el Dr. Fernández Lozano.
En las próximas semanas se espera la aprobación de rivaroxaban, que se sumará a dabigatrán, actualmente el único anticoagulante de nueva generación aprobado en España, y apixaban, que aún sigue el proceso. Las principales ventajas de rivaroxaban son que solo se administra una vez al día (en vez de las dos de dabigatrán y apixaban) y se elimina menos por el riñón, por lo que se puede utilizar en enfermos renales, mientras la administración de dabigatrán era más problemática en pacientes con la función renal disminuida.
Las investigaciones realizadas con estos fármacos han revelado que son al menos tan eficaces como los clásicos y, a veces, incluso más. El estudio RE-LY demostró que dabigatrán, a dosis de 150 mg era más eficaz que warfarina en la prevención de los eventos isquémicos, embolismos isquémicos e ictus. El estudio ROCKET halló que rivaroxaban, a dosis de 20 mg/dia, era tan eficaz como warfarina. Y, finalmente, el estudio ARISTOTLE, con apixaban a dosis de 5 mg/12 h, ha observado que es más eficaz que warfarina, y que produce menos hemorragias.