La insuficiencia cardiaca es una enfermedad grave, pero también prevenible y tratable., Este es el mensaje que la Sociedad Española de Cardiología (SEC) quiere recalcar en la conmemoración del Día Europeo de la Insuficiencia Cardiaca, que se celebra entre los días 5 y 7 de mayo a lo largo de toda Europa y que promueve la European Society of Cardiology.
Por ello, la SEC ha elaborado una original infografía en la que de manera gráfica se repasan los mitos y realidades de una enfermedad muy poco conocida entre la población, pero que es una de las más prevalentes. Según la American Heart Association, se calcula que una de cada cinco personas mayores de 40 años padecerá insuficiencia cardiaca a lo largo de su vida. Aun así, es muy importante remarcar que se trata de una enfermedad prevenible. Además, gracias al trabajo de los profesionales, como el realizado en nuestra sección científica, cada vez contamos con más opciones de tratamiento que están permitiendo mejorar la calidad de vida de los pacientes”, informa el Dr. Javier Segovia Cubero, presidente de la Sección de Insuficiencia Cardiaca de la SEC.
“En este sentido”, prosigue el doctor, “del 1 al 3 de junio organizaremos en Valladolid la XIV Reunión de nuestra sección, durante la que, además de abordar las últimas novedades científicas, organizaremos un taller en el que pacientes con insuficiencia cardiaca que han superado con éxito el curso online Mimocardio de paciente experto que ofrece la Fundación Española del Corazón, podrán explicar de primera mano a otros pacientes cómo se convive con esta enfermedad”.
Mitos y realidades de la Insuficiencia Cardiaca
- Su corazón deja de latir si padece insuficiencia cardiaca: Falso.
Existen dos tipos de insuficiencia cardiaca: la insuficiencia cardiaca crónica (más frecuente y cuyos síntomas se manifiestan con lentitud a lo largo del tiempo y va empeorando de forma paulatina); y la insuficiencia cardiaca aguda (aparece repentinamente, en muchas ocasiones tras un infarto, y los síntomas son graves).
- No existe tratamiento para la insuficiencia cardiaca: Falso
En general, los tratamientos actuales para la insuficiencia cardiaca son:
- Llevar un estilo de vida saludable, evitando situaciones que supongan una sobrecarga para el corazón (excesos de sal o líquidos en la dieta, ejercicio extenuante, no tomar la medicación prescrita…).
- Medicamentos: existen diferentes tipos de fármacos que pueden ayudar a controlar la insuficiencia cardiaca como vasodilatadores, betabloqueantes, diuréticos y anticoagulantes, entre muchos otros. El cardiólogo podrá administrar uno de ellos o, más frecuentemente una combinación de varios.
- Dispositivos implantables: como marcapasos, resincronizadores o desfibriladores. A través de impulsos eléctricos corrigen diversas alteraciones del ritmo cardiaco y mejoran la eficiencia de la contracción del corazón.
- Intervenciones: como angioplastia primaria para reducir las consecuencias de un infarto agudo, reemplazo de válvulas cardiacas, y en casos seleccionados, trasplante cardiaco o implante de asistencias ventriculares (sistemas mecánicos portables para bombear la sangre en sustitución del corazón).
- Si padece insuficiencia cardiaca, no se recomienda la práctica de ejercicio físico: Falso
- La insuficiencia cardiaca es resultado del envejecimiento: Falso
Es importante, además, poder reconocer los principales síntomas de la enfermedad que en algunas ocasiones pueden pasar desapercibidos. Son, entre otros:
- Falta de aire con los esfuerzos o al acostarse
- Fatiga
- Hinchazón en piernas
- Hinchazón en abdomen
- Pulso irregular
- Aumento de peso
- La insuficiencia cardiaca puede provocar la muerte: Realidad
Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, en 2015 fallecieron 19.029 personas por esta causa (siendo más prevalente entre las mujeres con 12.085 fallecimientos que entre los hombres, con 6.944). Del grupo de enfermedades cardiovasculares, es la tercera que provoca más fallecimientos.
- La insuficiencia cardiaca es común entre la población: Realidad
Además, es la primera causa de hospitalización por encima de los 65 años y representa entre el 2 y el 3% del gasto sanitario español.