Se estima que entre 30 y 100 millones de personas en todo el mundo padecen fibrilación auricular (FA), la arritmia cardiaca más frecuente en la práctica clínica, que representa una gran carga socioeconómica y es responsable de aproximadamente un tercio de las hospitalizaciones por alteraciones del ritmo cardiaco. El electrocardiograma (ECG) sigue siendo el método diagnóstico recomendado en la detección de la FA, pero en la actualidad existen varias alternativas, como las herramientas telemáticas, que pueden ayudar a su detección.
En el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2018, se han presentado dos posters que han analizado la utilidad de esas nuevas herramientas en la detección de la FA.
Uno de ellos, bajo el título “Uso de una aplicación para smartphone para la determinación del ritmo auricular previo a la cardioversión por parte de enfermería”, tenía por objetivo determinar la exactitud de la determinación del ritmo cardiaco mediante el uso de una Aplicación para el Smartphone (AS) en pacientes que acudían para la realización de una cardioversión eléctrica (CVE). Entre los objetivos secundarios se encontraban la búsqueda de variables que condicionaran la concordancia entre el ritmo determinado por enfermería en la AS y por los facultativos en el ECG.
Tal y como explican dos de sus autores, Josep Navarro y Andreia Raquel Simoes, “el estudio incluyó a 26 pacientes de forma consecutiva, con una media de edad de 66 años, de los cuales el 38% eran mujeres, el 27%, diabéticos, el 46% tenía una cardioversión previa y el 23% eran portadores de un dispositivo cardiaco”.
Los resultados muestran una precisión diagnóstica del 100% en los 18 pacientes en FA, del 100% en los cuatro pacientes en ritmo sinusal (RS), pero solo del 25% (1 de cada 4 pacientes) en flutter auricular (FLA). Estos tres pacientes fueron erróneamente clasificados como RS y, de ellos, solo uno era portador de un dispositivo de resincronización. Los otros cinco pacientes, el 83%, portadores de dispositivos de estimulación, fueron correctamente clasificados. También fueron correctamente clasificados el 94% de los pacientes que tomaban antiarrítmicos y el 90% de los que recibían fármacos frenadores del nodo aurículo-ventricular, frente al 78% y el 86%, respectivamente, de aquellos que no los tomaban.
Los autores de este estudio explican que “los pacientes que acuden a una CVE programada requieren confirmar que persiste la arritmia auricular con un electrocardiograma previo a la cardioversión; y aunque la utilidad del uso de la AS previo a las CVE por parte de enfermera puede resultar una estrategia innovadora coste-efectiva, no ha sido suficientemente estudiada”.
En este sentido, destacan un aspecto de esta investigación que, hasta el momento, no se había evaluado en trabajos previos, en relación con la gestión de los pacientes remitidos a una unidad de cirugía sin ingreso o cirugía mayor ambulatoria. “La detección del ritmo por una AS permite, sin desvestir al paciente y sin ninguna preparación, validar si necesita o no la cardioversión o si ha revertido espontáneamente”, dicen. Además, “su realización por parte del personal de enfermería, sitúa a la AS en una posición central en la toma de decisiones clínicas, lo convierte en una eficiente herramienta de gestión y combina el uso de las nuevas tecnologías con la interpretación electrocardiográfica de registros por parte de enfermería especializada”.
Por su parte, el poster “Detección precoz de FA silente en pacientes con dispositivos cardiacos implantados como método preventivo de ictus a través de monitorización remota” buscaba valorar la eficacia del seguimiento remoto en la detección de FA en pacientes con cualquier dispositivo cardiaco implantado, además de analizar el tiempo que transcurre desde su detección hasta la actuación e inicio del tratamiento anticoagulante si es preciso.
En el programa de televigilancia o seguimiento remoto del Hospital Clínico Universitario de Valladolid hay incluidos 1025 pacientes, de los cuales 350 pacientes estaban en RS en el implante del dispositivo y no presentaban historia clínica de FA (permanente-paroxística).
Susana Bombín, una de las autoras del estudio, explica que “a través de este tipo de seguimiento se ha detectado, durante el año 2017, FA novo en 51 pacientes de los 350 descritos”, y aclara que “los dispositivos que llevan estos pacientes implantados en su gran mayoría son un holter subcutáneo seguidos en frecuencia por los DAI”.
En el 88,2% de los pacientes se ha iniciado tratamiento anticoagulante. Por otro lado, desde que el paciente presenta su primer episodio de FA hasta que se analiza el episodio, existe una media de tres días, siendo la duración media de FA en los pacientes del estudio de 55 minutos. Dato, según Bombín, “de gran importancia para el inicio de la medicación anticoagulante”. La mediana del tiempo transcurrido desde la detección del evento hasta la actuación sobre el paciente es de 10 días, “lo que evidencia el beneficio como método preventivo del ictus, ya que con este tipo de seguimiento el episodio se detecta y se revisa con mayor precocidad que en la revisión presencial”.