La tarea de un tutor de residentes que se inicia en la tutoría es compleja. Los tutores no tienen una formación específica para llegar al puesto, y la referencia de sus antiguos tutores puede estar lejana en el tiempo y desadaptada a las actuales necesidades. La formación de especialistas es exigente para el tutor ya que le coloca en el papel protagonista de la planificación, supervisión y evaluación del residente. Esta situación supone una importante divergencia para el tutor entre autoformación y necesidades docentes.
Un tutor necesita semanas para poderse poner al día en cuanto a legislación nacional, normativa autonómica y procedimientos ordinarios del centro relativos a los residentes; necesita meses para dominar la planificación, supervisión y evaluación del futuro especialista; y necesita años para poder dar un salto adelante e innovar o investigar en docencia.
Este tiempo, la mayoría de las veces extralaboral, imprescindible para llevar a cabo la labor tutorial, puede ser utilizado de forma más eficiente si el tutor recibe las directrices básicas al empezar. Ayudarle además en técnicas pedagógicas como el feed-back, con guiones para realizar itinerarios formativos o entrevistas estructuradas, mostrar diferentes métodos de evaluación y orientarle en su perfil de competencias, hará que su trabajo se centre rápidamente en el residente e implante de forma precoz mejoras en su proceso de aprendizaje, siendo capaz de analizarlas y evaluarlas.
Con el residente ha de ser capaz de exigirle y a la vez motivarle, seguir su aprendizaje a través de los otros especialistas, ayudarle en sus problemas, corregir déficits y reforzar áreas relevantes.
Además el tutor tiene que implicar a toda la Unidad Docente, cultivar las buenas relaciones con otras Unidades, ampliar sus conocimientos en el campo psico-pedago-metodológico, y mostrar el fruto de su trabajo en la memoria de la tutoría. Con los futuros programas formativos centrados en competencias, la orientación troncal y la evaluación objetiva nos espera un futuro apasionante en el que el tutor sigue siendo el protagonista.
En esta nueva edición hemos querido trasmitir experiencias propias de muchas tutorías de distintas especialidades. Recetas de cocina para un buen guiso donde cada tutor aborda los instrumentos que ha utilizado y los problemas que ha encontrado con sus soluciones.
Nuestra “Guía del tutor” busca, de forma práctica, sencilla y concisa, capacitar al tutor novel, ayudarle a desplegar un proyecto docente y evaluar las medidas implantadas. En resumen, desarrollar un tutor eficiente en quien el residente confíe, se mire y con el que oriente su autoaprendizaje.