¿De qué se trata?
En este estudio se evalúa la incidencia de pericarditis en una serie de 743 pacientes consecutivos con infarto agudo de miocardio (IAM) con elevación del ST tratado con angioplastia primaria. La prevalencia de la pericarditis fue del 4,2%.
Am J Cardiol 2009;103:1525–1529
Los factores predictores de pericarditis fueron el fallo de revascularización y el retraso en la presentación desde el inicio del dolor. En cuanto al pronóstico, si bien la pericarditis temprana postinfarto se relacionó con el tamaño del infarto, no fue por sí misma un buen predictor independiente del pronóstico.
Comentarios
El interés de este trabajo no sólo reside en los datos sobre prevalencia y pronóstico de la pericarditis postinfarto, sino en algunos apuntes de la discusión que llaman la atención sobre dos aspectos fundamentales de la pericarditis postinfarto. En primer lugar, la recurrencia de este tipo de pericarditis es mucho menor que el de la pericarditis viral o idiopática (<5% frente a cerca del 30%). En segundo lugar, y quizá esto es lo más importante, a pesar de que se recomienda en las guías terapéuticas (las europeas recomiendan el ibuprofeno como de primera elección) y en los textos de cardiología; el tratamiento de la pericarditis postinfarto con antinflamatorios no esteroideos (AINE) es empírico. No existe evidencia alguna de que proporcione beneficio alguno en térrminos de supervivencia o disminución de complicaciones; es más, algunos datos más o menos anecdóticos de estudios no controlados retrospectivos (y por tanto marginales en términos de evidencia científica) sugieren que el uso de AINE puede adelgazar la cicatriz y facilitar la rotura cardiaca. Por tanto, a la hora de emplear AINE habrá que individualizar cada caso y poner en la balanza, no sólo el beneficio sintomático, sino la falta de certeza sobre la seguridad de estos fármacos en el postinfarto.
Este estudio ilustra como, a pesar de poner mucho énfasis en analizar de forma crítica los resultados de los nuevos ensayos clínicos, a veces tendemos a aceptar de forma más o menos automática rutinas de tratamiento clásicas refrendadas por el uso, pero respaldadas con poca evidencia, tal como ocurre en el caso de los AINE en la pericarditis postinfarto.
Referencia
- Massimo Imazio, Alessandro Negro, Riccardo Belli, Federico Beqaraj, Davide Forno, Massimo Giammaria, Rita Trinchero, Yehuda Adler, and David Spodick.
- Am J Cardiol 2009;103:1525–1529