Estudio en el que investigan la probable asociación entre el consumo de café y el riesgo de arritmia a través de un estudio de cohorte comunitario prospectivo longitudinal, junto con un análisis de aleatorización mendeliana relacionado con el metabolismo de la cafeína. Se incluyó la fibrilación y flutter auricular, taquicardia supraventricular y ventricular, complejos auriculares y ventriculares prematuros.
La idea de que el consumo de café puede aumentar el riesgo de arritmias cardiacas está muy extendida, se considera un excitante y por ello se asocia a posible presencia de problemas arrítmicos, pero la evidencia de que el consumo de productos con cafeína aumente el riesgo de arritmias sigue estando poco fundamentada.
Destacamos este amplio estudio de cohorte comunitario prospectivo basado en una población de 386.258 participantes (edad media [DE], 56 [8] años; 52,3% mujeres), que analizó datos longitudinales del Biobank del Reino Unido entre el enero de 2006 y hasta finales de 2018 (seguimiento medio [DE] de 4,5 [3,1] años). La información relativa al consumo de café se obtuvo a partir de cuestionarios, agrupando a los participantes en 8 categorías correspondientes a la ingesta diaria de café: 0, < 1, 1, 2, 3, 4, 5 y 6 o más tazas diarias. El ADN se purificó a partir de muestras biológicas (sangre, orina, saliva) obtenidas durante la evaluación inicial, para realizar el genotipado y validación para la aleatorización mendeliana. Los principales resultados fueron:
- 979 participantes desarrollaron una arritmia: 12.811 fibrilación auricular (FA), 1.920 taquicardias supraventriculares, 909 taquicardias ventriculares, 97 complejos auriculares prematuros, 632 complejos ventriculares prematuros y 610 arritmias no especificadas.
- Entre los consumidores de café, la mediana fue de 2 tazas (61,7% con cafeína); los que consumían una cantidad superior a la mediana diaria tenían más probabilidades de ser mayores, de raza blanca, varones, padecer una arteriopatía periférica, tener cáncer, ser fumadores o beber alcohol, y menos probabilidades de tener hipertensión, diabetes, enfermedad renal crónica y beber té.
- Tras ajuste de las características demográficas, las condiciones comórbidas y hábitos de estilo de vida, cada taza adicional de café consumida habitualmente se asoció con un riesgo 3% menor de arritmia (índice de riesgo [HR], 0,97; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 0,96-0,98; p < 0,001).
- En los análisis de cada arritmia por separado, se observaron asociaciones estadísticamente significativas de magnitud similar para:
- La fibrilación y/o flutter auricular (HR 0,97; IC 95%: 0,96-0,98; p <0,001).
- La taquicardia supraventricular (HR 0,96; IC 95%: 0,94-0,99; p = 0,002).
- Dos análisis de interacción distintos, uno que utilizó una puntuación poligénica relacionada con el metabolismo de la cafeína de 7 polimorfismos genéticos y otro restringido al CYP1A2 rs762551, no reveló ninguna evidencia de modificación del efecto.
- Los fumadores experimentaron un riesgo significativamente mayor de arritmia (HR 1,09; IC 95%: 0,03-1,15; p = 0,002).
- Un estudio de aleatorización mendeliana que utilizó estas mismas variantes genéticas no reveló ninguna asociación significativa entre un metabolismo diferente de la cafeína y el riesgo de arritmia.
Así pues, se concluye que cada taza de café adicional que se consume se asocia a un riesgo 3% menor de sufrir arritmias, sobre todo fibrilación auricular y taquicardia supraventricular. Estas asociaciones no fueron modificadas significativamente por variantes genéticas que afectan el metabolismo de la cafeína. La aleatorización mendeliana no proporcionó evidencia de que el consumo de cafeína estuviera asociado con arritmias.
Comentario
Quién no ha tomado una taza de café en su vida. Y a nivel popular, quién no piensa que pueda haber un mayor riesgo de arritmia entre los consumidores de café, y por ello no se suele recomendar su consumo cotidiano, sobre todo en personas con alto componente de estrés, ansiedad, problemas cardiovasculares, etc. Sin embargo, recientes publicaciones empiezan a mostrar hallazgos muy consistentes de mejora de calidad de vida e incremento de longevidad, lo que se conoce como una terapia “antiaging”, se empieza a valorar al café como un aliado cardiovascular.
No hay evidencia científica de que la cafeína provoque arritmias cardiacas en las personas que tienen un corazón sano y tampoco de que el consumo de bebidas con cafeína a largo plazo pueda desarrollarlas. Se subraya que el consumo de café puede tener múltiples propiedades beneficiosas, en parte debidas a sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, asociándose a reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, y mortalidad general. Se indica que el consumo de café no afecta al riesgo de FA y que este consumo se asocia de forma inversa a la incidencia de FA. Un estudio en una cohorte mediterránea de personas mayores con síndrome metabólico concluyó que el consumo de café se asoció con un mejor funcionamiento cognitivo medido por varias pruebas neuropsicológicas. Otro reciente estudio español, con limitaciones, demostró una asociación inversa entre el consumo de café y la mortalidad por todas las causas y por cáncer en una población mediterránea adulta después de 18 años de seguimiento. En relación con los pacientes hipertensos, el efecto beneficioso del consumo moderado de café (1-3 tazas/día) sobre el riesgo de hipertensión se observó únicamente en los que nunca habían fumado. No se ha definido un umbral a partir del cual el consumo de cafeína pueda ser perjudicial, aunque se insinúa que una ingesta regular de hasta 300 mg diarios parece ser segura. Eso sí, no podemos generalizar, y aquellas personas en las que haya una asociación confirmada entre consumo de café y arritmias, este deberá ser evitado.
El estudio del JAMA Internal Medicine es destacable porque investiga la asociación del consumo de café con el riesgo de taquiarritmias en una gran cohorte poblacional, utilizando el autoinforme de los participantes, la aleatorización mendeliana y un análisis de las interacciones relacionadas. Los resultados sugieren que la ingesta de café puede reducir el riesgo de arritmias, en particular el desarrollo de arritmias auriculares y taquicardias supraventriculares. ¿Por qué? Se destaca que la cafeína parece prolongar los periodos refractarios efectivos de la aurícula izquierda, así como el bloqueo de los receptores de adenosina y a las propiedades catecolaminérgicas de la cafeína que puede proteger de complejos ventriculares prematuros, así como algunas arritmias desencadenadas por el aumento del tono vagal. También se apunta a las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias del café, aunque una reciente revisión sistemática de estudios controlados aleatorios resaltó que no se puede concluir con seguridad que un efecto antiinflamatorio del café sea un factor importante que contribuya a la menor mortalidad por todas las causas informada en los estudios observacionales.
Los investigadores examinaron las variantes genéticas que influyen en el metabolismo de la cafeína. Aunque las personas que metabolizan la cafeína con mayor rapidez tienden a beber más café, no había pruebas de una relación entre esas diferencias genéticas y un mayor riesgo de arritmia. Más del 95% de la cafeína es metabolizada por la enzima citocromo CYP1A2 a nivel hepático, y su actividad presenta una amplia variabilidad entre individuos, por ello es importante el estudio de aleatorización mendeliana realizado en este trabajo, ya que permite identificar los alelos de las variantes genéticas comunes que se asocian con el consumo de café sin asociaciones inherentes con la presencia de taquiarritmias. El análisis de aleatorización mendeliana no demostró que los genes relacionados con el metabolismo de la cafeína modificaran la relación entre el consumo de café y las arritmias. Sin embargo, es posible que haya otros genes, como los relacionados con el riesgo de arritmia, que aún puedan modificar esta asociación.
El estudio tiene limitaciones, entre los que destacamos: 1) Los datos sobre la ingesta de café se obtuvieron a partir de autoinformes. 2) No se disponía de información detallada sobre el tipo de café u otros productos con cafeína. 3) Los análisis se realizaron considerando el consumo inicial sin tomar en cuenta posibles variaciones en el tiempo, asumiéndose que el efecto de la ingesta de café sobre el riesgo de arritmia era constante a lo largo del estudio. 4) Se realizó una codificación de las arritmias a través del CIE-9 y CIE-10, con la consiguiente falta de sensibilidad para ciertas arritmias.
Así pues, en este estudio prospectivo de cohortes, el aumento de la ingesta habitual de café se asoció a un menor riesgo de arritmia (FA y TSV), sin que hubiera pruebas de que las diferencias genéticas en el metabolismo de la cafeína modificaran estas asociaciones. La aleatorización mendeliana tampoco reveló ninguna evidencia de que los aumentos esperados en el consumo de café se asociaran con un mayor riesgo de arritmia. Los hallazgos de este estudio apuntan que la prohibición global de no consumir cafeína para reducir el riesgo de arritmia es posiblemente infundada. Son necesarios ensayos clínicos aleatorizados (un grupo consumidor de café frente otro consumidor de placebo a largo plazo) para demostrar definitivamente efectos evidentes del consumo de café o cafeína, antes de empezar a recomendar a nuestros pacientes que beban más café con la intención de reducir su riesgo de arritmia. Estos resultados podrían reforzar la evidencia de que la cafeína no es proarrítmica, pero evidentemente tampoco sirven para revelar que el café es un antiarrítmico, algo que puede divulgarse erróneamente y confundir a la población.
Referencia
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- JAMA Intern Med. 2021 [published online ahead of print, 2021 Jul 19]. ;10.1001/jamainternmed.2021.3616. doi:10.1001/jamainternmed.2021.3616
Bibliografía
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