¿De qué se trata?
En este artículo los autores busan la intensidad óptima de anticoagulación a la cual se minimiza el riesgo de eventos embólicos y hemorrágicos simultáneamente para tres tipos diferentes de pacientes: prótesis mecánicas, fibrilación auricular o infarto de miocardio.
Arch Intern Med. 2009; 169 (13):1203-1209
Evaluaron la incidencia de episodios tromboembólicos mayores y hemorragias mayores entre los años 1994 y 1998 en 4.202 pacientes, con un total de 7788 pacientes año. En su serie hubo un total de 3.226 hospitalizaciones, 306 debidas a un evento embólico o hemorrágico. La incidencia de eventos embólicos o hemorrágicos fue de alrededor de un 4% para los tres grupos de pacientes. De acuerdo a su análisis, la intensidad óptima de anticoagulación sería entre 2,5 y 2,9 para pacientes con prótesis metálicas, entre 2,5 y 2,9 para pacientes con fibrilación auricular, y entre 3 y 3,4 para pacientes tras un infarto agudo de miocardio. Los autores concluyen que su estudio sugiere un INR objetivo de 3 para los pacientes con prótesis metálicas y fibrilación auricular, y de 3.5 para los pacientes con infarto de miocardio, como punto de partida para ensayos clínicos futuros.
Comentarios
Llaman la atención de este trabajo varios aspectos. El primero es que la serie estudiada tenga más de diez años de antigüedad. El segundo que no se diferencie entre prótesis metálicas en posición mitral y en posición aórtica, y que se considere, sin ningún otro factor de riesgo embólico añadido, el infarto agudo de miocardio como una indicación de anticoagulación oral permanente. El tercero que las recomendaciones de anticoagulación sean iguales para los pacientes con prótesis metálicas y fibrilación auricular, y más intensas para los pacientes con infarto. Esto no coincide con las recomendaciones actuales de anticoagulación. A la vista de estas limitaciones, es muy improbable que este estudio vaya a cambiar la práctica clínica. Por los mismos motivos, tampoco parece que los puntos de partida para ensayos clínicos futuros tengan que ser los que proponen los autores, aunque esto podría tener algún sentido si la serie fuera más reciente. Afortunadamente, con la llegada de dabigatran, es probable que para muchos pacientes desaparezca la necesidad de controles periódicos de INR.
Referencia
- Marieke Torn, Suzanne C. Cannegieter, Ward L. E. M. Bollen, Félix J. M. van der Meer, Ernst E. van der Wall, Frits R. Rosendaal.
- Arch Intern Med. 2009; 169 (13):1203-1209