El acceso a la terapia de reperfusión y la utilización de intervencionismo percutáneo o trombolisis como estrategias de reperfusión varían mucho entre los distintos países europeos en relación con el infarto con elevación del segmento ST.
Teóricamente, se ha considerado la trombolisis como una estrategia más fácilmente disponible y que puede iniciarse más precozmente que el intervencionismo. No obstante, la angioplastia primaria parece ser superior a la anterior, respecto a reducción de mortalidad, reinfarto e ictus. Esto se debería a unas tasas de reperfusión muy superiores en angioplastia (sobre el 90%), comparadas con fibrinolisis (alrededor del 50%). De hecho, hay que recordar que las actuales guías de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cardiología, avaladas por la Sociedad Española de Cardiología, recomiendan la angioplastia primaria como el tratamiento preferido, cuando está disponible entre los 90 y los 120 minutos del primer contacto médico.
El propósito del presente estudio, publicado en European Heart Journal, fue elaborar un registro lo más realista posible sobre la situación actual en Europa. Para ello, se analizan datos, de 30 países, de los 51 inicialmente invitados, entre los que se encuentra España. Se incluyen datos, dependiendo del país, entre 2005 y 2008 (2007-2008, la mayoría).
Globalmente, la incidencia anual del infarto de miocardio de cualquier tipo rondó entre 90-312 por 100.000 habitantes al año, mientras que los infartos con elevación del ST (IAMEST) se mantuvieron entre 44-142 por 100 000 al año. La estrategia de reperfusión fue altamente variable, predominando la angioplastia primaria en los países del norte y Europa central, tratamiento dominante en 16 países, mientras que en los del sur lo hizo la trombolisis, predominante en 8 países. Esto fue difícil de valorar en España, porque nuestro país no aportó información adecuada sobre trombolisis.
La mortalidad intrahospitalaria de los IAMEST osciló de manera global entre el 4,2 y el 13,5%, mientras que ajustándola a trombolisis fue del 3,5-14% y a angioplastia primaria entre 2,7-8%. Por supuesto, todos estos datos hay que tomarlos con mucha cautela, ya que la recogida de datos no permite establecer comparaciones directas entre los heterogéneos registros y pacientes de los diversos países.
Comentario
Comparados con nuestros vecinos, los datos referidos directamente a España no desvelaron una situación muy halagüeña. Se considera que en nuestro país contamos con una infraestructura disponible, pero que no se emplea de manera suficiente para tratar de manera global a los enfermos con IAMEST. Esto se confirma por los diversos registros publicados en España, que apuntan hacia una notable asimetría en la práctica de la angioplastia primaria.
Concretando un poco más, en España, con una población de 45.116.894 habitantes, se hospitalizaron 40.000 IAMEST al año (89 por 100.000 habitantes y año) y 120.000 infartos de miocardio de cualquier tipo (266 por 100.000 habitantes y año). Se realizaron (año 2007) 60.457 intervencionismos percutáneos (1.340 por millón de habitantes y año), siendo el 19% angioplastias primarias (251 por millón de habitantes) para una renta per cápita de 32.340 dólares americanos. Curiosamente, además, se observó una débil correlación entre renta per cápita y porcentaje de intervencionismo percutáneo. Basten los ejemplos de Italia, que realizó 376 angioplastias primarias por millón con 35.585 dólares de renta per cápita; o Bulgaria, con 236 angioplastias por millón con 5.177 dólares una renta per cápita .
En relación a las barreras para la implementación en Europa de la angioplastia primaria, los autores señalan como problemas principales, más que la posible falta de financiación, las dificultades en el trasporte sanitario (falta de ambulancias), la ausencia de personal entrenado (hemodinamistas, enfermeras) o motrivado, y, sorprendentemente, la actitud conservadora de internistas y de, incluso, algunos cardiólogos no intervencionista que prefieren todavía el manejo con trombolisis.
En conclusión, este artículo nos aporta datos muy interesantes sobre la heterogénea práctica real en Europa y nos permite considerar que todavía hay un hueco para futuras mejoras.
Referencia
- Widimsky P, Wijns W, Fajadet J, de Belder M, Knot J, Aaberge L, Andrikopoulos G, Baz JA, Betriu A, Claeys M, Danchin N, Djambazov S, Erne P, Hartikainen J, Huber K, Kala P, Klinceva M, Kristensen SD, Ludman P, Ferre JM, Merkely B, Milicic D, Morais J, Noc M, Opolski G, Ostojic M, Radovanovic D, De Servi S, Stenestrand U, Studencan M, Tubaro M, Vasiljevic Z, Weidinger F, Witkowski A, y Zeymer U.
- Eur Heart J. 2009 Nov; doi:10.1093/eurheartj/ehp492.