¿De qué se trata?
El estudio SCD-HeFT fue realizado en 2.521 personas con insuficiencia cardiaca en CF II-III, con fracción de eyección menor o igual a 35%, en el que se aleatorizaron los pacientes a tratamiento convencional únicamente o añadiendo amiodarona o un desfibrilador monocameral (DAI).
Circulation. 2009;120:2170-2176
En este estudio se objetivó que el DAI reducía el riesgo de muerte, pero no la amiodarona. Sin embargo, se desconoce si esta reducción de riesgo es a expensas de la disminución de la muerte súbita. En este subanálisis del estudio SCD-HeFT se analizan los efectos de los tratamientos sobre el modo de muerte. Para ello, se clasificaron las 666 muertes aparecidas durante el estudio en fallecimientos de origen cardiaco o no cardiaco. Las muertes cardiacas fueron además clasificadas en muertes presumiblemente por taquiarritmia, bradiarritmia, insuficiencia cardiaca u otras causas cardiacas.
El DAI redujo significativamente el riesgo de muerte global en un 24% (HR: 0,76; IC 95%, 0,60 – 0,95) comparado con placebo, y la mortalidad por taquiarritmia en un 60% (HR: 0,40; IC 95%, 0,27 – 0,59), pero no tuvo ningún efecto sobre la mortalidad por insuficicencia cardiaca o causas no cardiacas. Curiosamente, en pacientes en CF III no se observó beneficio. Respecto a la amiodarona, no se observaron diferencias respecto a placebo en la mortalidad global ni ninguno de los modos de muerte.
Comentarios
Los resultados de este análisis del estudio SCD-HeFT confirman que la reducción de la mortalidad que obtenemos con el DAI se debe casi exclusivamente a la disminución de la muerte súbita por taquiarritmias ventriculares, tanto si la etiología de la insuficiencia cardiaca es isquémica o no isquémica. Estos hallazgos son similares a los encontrados en el estudio MADIT II. Otro punto importante del estudio es la comprobación de que el DAI no es capaz de prevenir todas las muertes por taquiarritmia, ya que de hecho un 20% de los fallecimientos ocurridos en el grupo de DAI fueron clasificados como muertes presumiblemente debidas a taquiarritmias, lo cual no deja de ser una cifra importante.
Referencia
- Douglas L. Packer, Jordan M. Prutkin, Anne S. Hellkamp, L. Brent Mitchell, Robert C. Bernstein, Freda Wood RN, , John P. Boehmer, Mark D. Carlson, Robert P. Frantz, Steve E. McNulty, Joseph G. Rogers, Jill Anderson, George W. Johnson, Mary Norine Walsh, Jeanne E. Poole, Daniel B. Mark, Kerry L. Lee, Gust H. Bardy.
- Circulation. 2009;120:2170-2176