El ejercicio físico realizado en cantidades razonables ha demostrado asociarse con una vida más longeva. En cambio, el sedentarismo parece asociarse a una mortalidad precoz. A pesar de ello, la relación entre las horas que pasamos viendo la televisión, una de las actividades de ocio sedentarias más frecuentes, aún no había sido estudiada con mucho detenimiento.
En estudios previos, el tiempo que se pasa delante del televisor se ha asociado consistentemente con un mayor número de factores de riesgo cardiovascular. Los autores del presente trabajo analizan su relación con la mortalidad, por todas las causas, incluyendo cardiovasculares y por tumores, en una cohorte de 8.800 adultos ≥25 años (3.846 homrbes y 4.954 mujeres) australianos, sin enfermedad cardiovascular conocida, incluidos en el estudio Ausdiab (Australian Diabetes, Obesity and Lifestyle Study).
Con ese fin, los autores recogen varios datos demográficos, incluyendo factores de riesgo cardiovascular, así como el tiempo que pasan los participantes viendo la televisión habitualmente y sin realizar a la vez ninguna otra actividad (por ejemplo, no se tuvieron en cuenta los casos de personas que veían la televisión mientras cocinaban). Para su mejor análisis, se optó por crear tres diferentes grupos:
- Los que veían menos de 2 horas diarias de televisión
- Los que veían entre 2 y 4 horas diarias de televisión
- Los que veían más de 4 horas diarias televisión
El seguimiento medio fue de 6,6 años, o 58.087 persona-año, tras el cual se registran 284 fallecimientos (87 cardiovasculares y 125 por cáncer). Después de un complejo análisis, diseñado para ajustar la mortalidad por edad, sexo, perímetro, abdominal y ejercicio, entre otros motivos, los autores del estudio afirman que el tiempo de televisión se ajusta de manera estadísticamente significativa con un incremento en la mortalidad global de todas las causas (hazard ratio o tasa de riesgo de 1,11; para un IC 95% de 1,03 a 1,20, por cada hora de incremento viendo la televisión) y de origen cardiovascular (hazard ratio de 1,18; para un IC 95% de 1,03 a 1,35; por cada hora de incremento viendo la televisión). Sin embargo, no llegan a encontrar asociación estadísticamente significativa con las muertes por cáncer.
Cuando comparan las personas que ven menos la televisión (grupo 1, 4 horas), las diferencias alcanzan un 46% de incremento en la mortalidad de todas las causas y hasta un 80% de incremento en la mortalidad por motivos cardiovasculares en el grupo más televidente. La explicación más extendida es que las horas que los participantes en el estudio se pasan viendo la televisión podrían relacionarse con una mayor ingesta calórica y, obviamente, un menor gasto energético. También se ha asociado el mayor consumo de snacks con más tiempo delante del televisor y un mayor contenido adiposo.
En consonancia con lo anterior, los autores concluyen que reducir el tiempo invertido en ver la televisión podría tener beneficios cardiovasculares, así como prevenir algunas muertes prematuras.
Comentario
Aunque inicialmente pueda sonar a broma la relación entre televisión y mayor mortalidad, los datos confirman que nada está más lejos de la realidad. Varios estudios han alertado previamente de que este tipo de conducta se asocia con mayor ganancia ponderal, algunos cánceres, DM tipo 2 y otras alteraciones glucídicas, síndrome metabólico y diversos factores de riesgo. Los resultados del presente estudio Ausdiab indican que nos encontramos con un factor de riesgo independiente de los otros conocidos tradicionalmente, como la presión arterial, el perímetro abdominal, el tabaco, etc.
Se trata de algo muy serio, y más aún si tenemos en cuenta la magnitud del problema desde una perspectiva de salud pública, ya que estimaciones recientes indican que la media diaria de tiempo dedicado a ver la televisión en Australia, Escocia y Reino Unido ronda las 3 horas, alcanzando la sorprendente cifra de casi 8 horas en Estados Unidos. Por todo ello, nos encontramos con un estudio que, además de facilitar un nuevo parámetro a monitorizar para hacernos una idea del estatus de riesgo de nuestros pacientes en la práctica clínica diaria, también facilita una maniobra para prevenir o reducir dichos riesgos: tratar de disminuir el tiempo que pasan sentados frente al televisor.
Referencia
- Dunstan DW, Barr EL, Healy GN, Salmon J, Shaw JE, Balkau B, Magliano DJ, Cameron AJ, Zimmet PZ, y Owen N.
- Circulation. 2010;121:384-391.