¿De qué se trata?
Artículo de revisión en el que se analizan las principales hierbas medicinales y sus posibles interacciones con los fármacos ampliamente utilizados para el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.
J Am Coll Cardiol 2010;55:515–25
El consumo de hierbas medicinales o vitaminas a dosis altas está muy extendido, tanto en EEUU como en el resto del mundo. Incluso, el número de visitas a los proveedores de medicina alternativa supera a los médicos de atención primaria. A pesar de la falta de pruebas sobre su eficacia, el uso de productos a base de hierbas constituye la mayor parte de los tratamientos, sobre todo en personas de edad avanzada, las cuales también consumen múltiples medicamentos para enfermedades concomitantes, lo que aumenta el riesgo de efectos adversos e interacciones entre las hierbas, la enfermedad y su tratamiento. En esta revisión, se destacan las hierbas de uso común y de sus interacciones con los fármacos cardiovasculares.
Hypericum perforatum (hierba de San Juan). La administración conjunta de esta hierba y los fármacos metabolizados por el citocromo CYP3A4 (más del 50% de los fármacos cardiovasculares, incluidos los anticoagulantes, estatinas, antidiabéticos y antihipertensivos) debe evitarse, ya que puede resultar en disminución de la biodisponibilidad y la eficacia de los mismos.
Leonurus cardiaca (agripalma, cola de león, mano de santa María). Potencia el efecto antitrombótico y antiagregante plaquetario y aumenta el riesgo de hemorragia. Tomada con las benzodiazepinas, incrementa el efecto sedante y puede resultar en coma.
Panax ginseng (ginseng). Efecto hiper e hipotensor. Administrado con anticoagulantes resulta en una reducción del tiempo de protrombina.
Ginkgo biloba. El uso concomitante de ginkgo con antiagregantes, anticoagulantes o agentes antitrombóticos aumenta el riesgo de sangrado.
Ajo. Efectos antiplaquetarios y fibrinolíticos, por lo que incrementa el riesgo de sangrado en personas que utilizan anticoagulantes o antiagregantes.
Zumo de pomelo. Inhibe la enzima CYP3A4 por lo que se potencia el efecto de los fármacos metabolizados por esta vía.
Crataegus (espino común). Incrementa la actividad de la digoxina y disminuye la producción de tromboxano A2, por lo que aumenta el riesgo de sangrado.
Serenoa repens (sabal, palmito, palma enana americana). Utilizada ampliamente para los problemas de próstata. Inhibe la ciclooxigenasa e incrementa el riesgo de sangrado con los anticoagulantes.
Salvia miltiorrhiza (danshen). Aumenta el efecto anticoagulante e incrementa el riesgo de sangrado.
Echinacea (equinacea). Su uso continuado potencia la hepatotoxicidad de otros medicamentos como las estatinas.
Aconita. Sus efectos adversos van desde la bradicardia y la hipotensión a las arritmias ventriculares malignas.
Yohimbina. Efecto presor, incrementando las cifras de presión arterial.
Comentarios
Las hierbas no están sujetas a la misma reglamentación que los medicamentos tradicionales debido a que son consideradas como suplementos alimentarios. Como resultado, los fabricantes están exentos de los estudios de seguridad y eficacia antes de su comercialización, así como de la vigilancia tras la misma. Aunque estos remedios son percibidos como algo natural, y por lo tanto seguro, hay que insistir en que existen efectos adversos e interacciones que pueden llegar a ser muy importantes. Además, por lo general, ni el paciente comunica al médico su utilización, ni el médico suele interrogar al paciente acerca de ellos, con lo que las posibles interacciones entre la medicación del paciente y estos productos generalmente pasan inadvertidas. Hay que tener especial precaución con los fármacos que suponen una ventana terapéutica estrecha, como la digoxina o los anticoagulantes, en los que el uso concomitante de diversas hierbas puede alterar su eficacia.
Referencia
Use of Herbal Products and Potential Interactions in Patients With Cardiovascular Diseases
- Ara Tachjian, Viqar Maria, Arshad Jahangir
- J Am Coll Cardiol 2010;55:515–25