La dieta en países occidentales es rica en sal, a pesar de las recomendaciones de los expertos. El presente trabajo realiza una simulación de los efectos esperables al reducir el consumo de sal en la población de Estados Unidos.
Las autoridades estadounidenses recomiendan un consumo diario de sal menor de 5,8gr (2300mg de sodio), y menor de 3,7gr en mayores de 40 años, hipertensos y negros. A pesar de ello en 2005-2006, el consumo diario medio en EEUU de sal en varones fue de 10,4gr y de 7,3gr en mujeres. No obstante, el 80% de estas cantidades proviene de comidas procesadas, más que de lo que se añade al cocinar.
Siendo ampliamente aceptado que la reducción de la ingesta de sal disminuye los niveles de TA y el riesgo de enfermedad cardiovascular, los autores desarrollan un modelo de simulación por ordenador con la finalidad de estimar los efectos que tendrían ciertas reducciones de sal de manera global en varios segmentos de toda la población estadounidense así como su comparación, tanto clínica como económica, con otras medidas de salud pública.
Básicamente, los autores del trabajo emplean un modelo de simulación por ordenador (CHD Policy Model), de la incidencia y prevalencia de enfermedades cardiovasculares, y de la mortalidad y costes derivados en la población estadounidense mayor de 35 años. A efectos computacionales, asumen que el efecto de la reducción dietética de sal es lineal en el rango de 0 a 3gr diarios, ajustando las estimaciones según los resultados de distintos estudios previos. Además, realizan simulaciones en toda la población, estratificando por edad, género y raza, y estiman la reducción en la incidencia de enfermedades cardiovasculares, infartos de miocardio, ictus y muerte, como resultado de la intervención dietética, junto a su influencia en los QALYs (quality-adjusted life years).
Para estimar la incertidumbre de las predicciones del modelo (máxima y mínima), utilizan simulaciones de Monte Carlo, entre otras herramientas matemáticas.
En el apartado de resultados destacan los siguientes hallazgos:
- Reducción dietética de 3 g de sal. Se estima que reduciría el número anual de enfermedades cardiovasculares entre 60.000 y 120.000 casos, de ictus 32.000-66.000, infarto de miocardio 54.000 a 99.000 y de fallecimiento de cualquier causa entre 44.000 a 92.000 casos al año.
- Reducción más modesta, de 1 g diario. Cosecharía una reducción de enfermedades cardiovasculares entre 20.000 y 40.000 casos, de ictus 11.000-23.000, infarto de miocardio 18.000 a 35.000 y de fallecimiento de cualquier causa entre 15.000 a 32.000.
Todos los grupos etarios, ambos sexos y tanto los negros como los que no lo son, se beneficiarían claramente de estas medidas.
Cuando los autores comparan con otras medidas preventivas la reducción de 3gr de sal, afirman que produciría unos efectos beneficiosos equivalentes, por ejemplo, a una reducción del 50% en el consumo tabáquico, 5% en el índice de masa corporal en adultos obesos, e incluso la utilización de estatinas en pacientes de riesgo bajo o intermedio de padecer eventos cardiovasculares.
Desde el punto de vista económico, la reducción de 3gr de sal diaria resultaría en una ganancia anual de entre 194000 y 392000 QALYs, así como un ahorro estimado de entre 10000 y 24000 millones de dólares anuales.
Teniendo en cuenta las lógicas limitaciones que afectan una simulación por ordenador, los autores concluyen que incluso modestas reducciones en la ingesta de sal reducen tanto la incidencia de eventos cardiovasculares como los costes sanitarios y deberían ser un objetivo de Salud Pública.
Comentario
El presente trabajo es una predicción de lo que pasaría si se redujera el consumo poblacional de sal en Estados Unidos. A pesar de la dificultad inherente de predecir el futuro, los autores presentan un modelo elegante, calibrado con los resultados de estudios cardiovasculares previos, del que se extraen conclusiones que por esperadas y razonables no dejan de ser menos espectaculares. Todo ello apunta que la reducción dietética de sal, incluso en pequeña cuantía supone una medida barata y muy eficaz. No obstante, sabiendo que conseguir cambios conductuales individuales es sumamente difícil y costoso, hay ejemplos paradigmáticos de países que han logrado disminuir el consumo de sal de sus ciudadanos. Así, por ejemplo, el Reino Unido ha logrado una reducción en 4 años del consumo de sal poblacional de un 10%, sin reducir las ventas de productos comida preparada (que suponen millones y millones de euros -algo a tener muy en cuenta-) y sin quejas en los consumidores respecto al sabor. Por ello, parece claro que las autoridades deberían tomarse en serio medidas de este tipo, pasando, entre otros, por la regulación en ciertos aspectos de la industria alimentaria, como los autores sugieren a la FDA.
Referencia
Projected Effect of Dietary Salt Reductions on Future Cardiovascular Disease.
- Bibbins-Domingo K, Chertow GM, Coxson PG, Moran A, Lightwood JM, Pletcher MJ, y Goldman L.
- N Engl J Med. 2010;362:590-599.