Se trata de un artículo que evalúa si la adicción del grosor íntima media y las placas carotídeas, medidos ambos por ultrasonidos, puede mejorar la predicción de enfermedad cardiaca en relación con los parámetros clásicos.
Es bien conocido que las herramientas tradicionales de predicción de desarrollo de complicaciones cardiológicas necesitan mejorarse, ya que la mayoría de los eventos cardiovasculares suceden en los grupos de riesgo bajo e intermedio. Dado que la existencia de placas ateroscleróticas y el grosor íntima media carotídeo (CIMT) se relacionan con la enfermedad cardiaca, los autores postulan que estos dos parámetros podrían mejorar los modelos de predicción de riesgo.
Con esa finalidad, llevan a cabo un complejo análisis estadístico, con técnicas de última generación de modelos de predicción de riesgo, considerando factores de riesgo tradicionales de manera aislada, factores de riesgo tradicionales añadiendo CIMT, factores de riesgo tradicionales junto a la presencia de placa, y factores de riesgo tradicionales junto a CIMT y placa. Además se hicieron análisis separados por género.
Finalmente, incluyen en el estudio 13.145 pacientes (5.682 hombres), pertenecientes al grupo de 15.792 analizados en el estudio epidemiológico ARIC (Atherosclerosis Risk in Communities), que reclutó una población entre 45 y 64 años, entre 1987 y 1989.
Con la nueva información aportada por CIMT y la existencia de placa en la ecografía carotídea, junto a los datos que facilita un seguimiento prolongado (media de 15,1 años), los autores son capaces de reclasificar un 23% de los participantes en distintos grupos de riesgo cardiovascular a los inicialmente considerados por los modelos clásicos (que en este artículo fueron: bajo riesgo de 0 a 5% a los 10 años, riesgo intermedio 5-10%, riesgo medio-alto 10-20, y alto más de 20%). Así, incluyendo en el modelo tanto CIMT como placa, se consiguió una mejoría en el área bajo la curva, pasando de 0,742 (factores de riesgo tradicionales sólo) a 0,755 con el nuevo modelo.
Por tanto, concluyen que añadir variable placa y CIMT a los modelos de predicción de riesgo cardiovascular es útil a la luz de los resultados del estudio ARIC.
Comentario
Nos encontramos ante un artículo paradigmático porque, aunque todo el mundo sabe que CIMT y la placa carotídea se asocian a aterosclerosis, no existían pruebas claras de su valor como predictores independientes del desarrollo futuro de eventos cardiovasculares.
Este hecho llamativo vino recalcado por la recomendación del United States Preventive Services Task Force (USPSTF) americano, en 2009, en contra del uso de marcadores anatómicos de aterosclerosis, incluyendo el CIMT, como herramientas predictivas.
Así, como reconoce el interesante editorial adjunto al trabajo, este artículo supone el cierre de la discusión sobre el valor incremental de los ultrasonidos carotídeos para la predicción de riesgo aterosclerótico en pacientes de riesgo intermedio, abriendo la puerta a futuros estudios pronósticos que puedan aportar información más certera sobre el auténtico valor de las pruebas de imagen cardiovascular en aterosclerosis, aspecto en el que hay depositadas muchas –probablemente- fundadas esperanzas.
Referencia
- Vijay Nambi, Lloyd Chambless, Aaron R. Folsom, Max He, Yijuan Hu, Tom Mosley, Kelly Volcik, Eric Boerwinkle y Christie M. Ballantyne.
- J Am Coll Cardiol, 2010; 55:1600-1607.