El consumo moderado de alcohol se ha relacionado con una menor mortalidad cardiovascular. El presente estudio analiza el tema, concretamente, en enfermos cardiovasculares.
Es bien sabido que un consumo moderado de alcohol puede ser favorable desde el punto de vista cardiovascular: no más de una bebida diaria en mujeres o dos en hombres, según la Asociación Americana del Corazón (AHA). Este efecto se ha atribuido a su influencia beneficiosa sobre el perfil lipídico y la fibrinolisis, disminuyendo la agregación plaquetaria y ciertos factores de coagulación, mejorando la función endotelial, el perfil inflamatorio y disminuyendo la resistencia a la insulina.
Pero el abuso de alcohol es indudablemente perjudicial. De hecho, se ha descrito una relación entre consumo de alcohol y el desarrollo de eventos cardiovasculares o mortalidad de todas las causas en forma de jota (inicialmente beneficioso, cuando que sobrepasa cierta dosis se convierte en claramente perjudicial), todo ello en personas aparentemente sanas.
El objeto del presente estudio fue analizar precisamente aquella influencia del alcohol en pacientes con enfermedad cardiovascular conocida (enfermedad coronaria, ictus e infarto agudo de miocardio). Con esa finalidad los autores llevan a cabo una búsqueda sistemática de artículos relacionados, incluyendo finalmente ocho publicaciones, abarcando 16.351 enfermos (en estudios prospectivos, observacionales, hasta octubre 2009). Tras llevar a cabo diversos metanálisis, los resultados que obtienen apuntan a una relación similar a la encontrada en personas sin aparente enfermedad cardiovascular (en forma de jota). Señalan una protección máxima del alcohol (media del 22%) alrededor de 26g/día, en el metanálisis en mortalidad cardiovascular; y una protección máxima media del 18%, en el rango de 5 a 10g/día en el de mortalidad por todas las causas.
Concluyen, por tanto, y como novedad, que en pacientes con enfermedad cardiovascular conocida sucede lo mismo que en la población general, es decir, que el consumo moderado de alcohol (5 a 25g/día) se asocia de manera significativa con una menor incidencia de mortalidad cardiovascular y de todas las causas.
Por ello, según sugieren los propios autores, los pacientes deberían ser informados de que un consumo ligero o moderado de alcohol no es pernicioso para su salud. Sin embargo, enfatizan, los enfermos que regularmente no consumen nada de alcohol no deben ser animados a hacerlo, debido a la carencia de estudios controlados de intervención al respecto y a la dudosa ética de esta recomendación. Además, hay que señalar que, puesto que el abuso de alcohol se relaciona con el desarrollo de eventos cardiovasculares, a los pacientes que beben mucho se les debe aconsejar vivamente que se abstengan.
Comentario
Se trata de un metanálisis italiano que viene a recalcar algo ya conocido en personas sanas y muy asimilado en la dieta mediterránea, pero que necesitaba comprobación científica en el grupo de enfermos cardiovasculares. El artículo, además, se acompaña de otro trabajo americano en el mismo número de JACC, que pone en relación el consumo de alcohol y la mortalidad cardiovascular en Estados Unidos entre 1987 y 2002, y que arroja unos resultados similares.
Existen ciertas limitaciones metodológicas, entre las que destacan:
- La carencia de estudios aleatorizados (todos fueron observacionales).
- La dificultad para separar alcohólicos previos (que ya no beben) de abstemios.
- El pequeño número de trabajos incluidos en la revisión, derivados de la propia naturaleza del tema en cuestión.
Aun así, es importantísimo no perder de vista los efectos perniciosos del alcohol y la frecuencia de la infraestimación de la cantidad de alcohol reconocida a la hora de tratar con nuestros pacientes este asunto.
Actualmente la Food and Drug Administration estadounidense recomienda a los enfermos cardiacos que cesen de consumir alcohol, al igual que hace con los pacientes que toman de manera habitual ácido acetilsalicílico. Sin embargo, las guías de la AHA del 2006 para prevención secundaria recomiendan un consumo moderado de alcohol, siempre, junto a un estilo de vida saludable.
Probablemente, los datos que aportan estos trabajos contribuyan a apoyar unas recomendaciones uniformes en el futuro.
Referencia
Alcohol Consumption and Mortality in Patients With Cardiovascular Disease. A Meta-Analysis
- Simona Costanzo, Augusto Di Castelnuovo, Maria Benedetta Donati, Licia Iacoviello y Giovanni de Gaetano.
- J Am Coll Cardiol, 2010; 55:1339-1347.