La dislipemia debida al exceso de LDL (vulgarmente conocido como colesterol malo) se ha relacionado de manera concluyente con las enfermedades cardiovasculares, de manera que los fármacos capaces de reducir sus niveles han demostrado una disminución en la tasa de eventos cardiovasculares entre el 30 y el 45%.
Sin embargo, no es infrecuente encontrar, en enfermos cardiovasculares y otras personas, sobre todo varones, niveles bajos de HDL (o colesterol bueno), lo que se considera actualmente como un factor de riesgo cardiovascular independiente de colesterol LDL.
La forma más eficaz de HDL contra la aterosclerosis (con mayor actividad para recoger lípidos de las placas) se conoce que es la HDL pre beta-like, que se obtiene de retirar los lípidos de la forma alfaHDL.
El estudio que presentamos intenta determinar la factibilidad y la seguridad de llevar a cabo una infusión autóloga de HDL deslipidadas en el contexto de un síndrome coronario agudo.
Para ello, llevan a cabo un ensayo clínico con 28 pacientes, que se aleatorizan a recibir las HDL deslipidadas autólogas o simplemente placebo, por aféresis, tras un síndrome coronario agudo, en el que se demuestran lesiones significativas coronarias (20-50%, en al menos un vaso), pero que no precisan un procedimiento revascularizador, ni percutáneo ni quirúrgico. El procedimiento de retirada de lípidos de las HDL se explica con detalle convenientemente en el artículo (dispositivo LS-PDS 2). Se dan siete ciclos en total, uno por semana aproximadamente, y posteriormente se repite el cateterismo para medir por IVUS (ultrasonidos intravasculares, en este caso, intracoronarios) el tamaño de la placa determinada en el cateterismo índice y elegida como de referencia, también por IVUS. Este último procedimiento de medición sólo se completó en 26 enfermos.
Durante el estudio, la infusión fue bien tolerada en ambos grupos, aunque hay que decir que con algunos episodios de hipotensión, similar en ambos grupos (cuatro en la rama de tratamiento y cinco en la de placebo). Los niveles de preßHDL pasaron de 5,6% a 79,1% y los de αHDL de 92,8% a 20,9%, respectivamente. Los datos obtenidos con el IVUS indicaron una tendencia numérica a una regresión en el volumen de placa aterosclerótica coronaria, en el grupo que recibió preßHDL (-12,18±36,75 vs. 2,8±21,25, p=0,268) frente al que recibió placebo.
Como conclusión, los autores indican que las infusión seriada de HDL deslipidadas autólogas es posible y bien tolerada. Además sugieren que podría aportar ventajas adicionales en el tratamiento de los síndromes coronarios agudos. Por supuesto, aconsejan nuevos estudios en la línea.
Comentario
Se trata de un nuevo artículo que incide en la línea de investigación traslacional de las HDL en la aterosclerosis. Considerando que los niveles bajos de HDL son un factor de riesgo cardiovascular independiente y los resultados que se han visto en modelos animales al respecto, se trata de una idea razonable a la par que novedosa. Existen diversos estudios, del grupo de los Dres. Badimon y Fuster, o del Dr. Nissen por ejemplo, tanto en animales y algo menos en humanos, que indican que diversas técnicas para aumentar la acción de las HDL (medicaciones como la niacina, Apo A1 Milano, etc..) disminuyen el tamaño de placa y por tanto podrían disminuir los eventos cardiovasculares.
Sin embargo, a pesar de la novedad, no hay que perder de vista enormes limitaciones metodológicas que atañen al estudio que presentamos y que se detectan sin profundizar mucho, la primera es el reducidísimo número de pacientes (28 para tolerancia, 26 para IVUS), lo que hace difícil detectar diferencias entre los grupos, con escaso seguimiento, y un protocolo empírico de infusión. Los autores incluyen una gráfica donde detallan cómo de los 3.825 enfermos a los que realizan un screening para su inclusión, sólo aceptan 28 pacientes. Respecto al resto de los resultados no alcanzan la significatividad estadística en ninguna de las variables que contiene la parte de resultados, por lo que es posible que sea demasiado aventurado hacer algunas de las conclusiones que sacan respecto a la regresión de la placa (no porque a lo mejor no haya diferencias, sino porque ellos no son capaces con los datos que tienen de encontrarlas). También llama la atención la gran dispersión de las variables (ej. -12,18±36,75 mm, en la disminución de tamaño de placa en uno de los grupos, por ejemplo), aspecto que plantea dudas metodológicas adicionales.
En resumen, el artículo como hito de que existe una técnica capaz de conseguir preß HDL autólogas del suero del propio paciente e infundírselas, es ilustrativo, sin embargo posiblemente todavía esté un poco-bastante lejos de demostrar que eso haya valido para algo clínicamente, consideraciones económicas aparte. La vertiente positiva es que abre una senda para futuras investigaciones, porque la pregunta consecuente es, ¿ahora que ya sabemos que hay que bajar los niveles de LDL para que nuestros pacientes vivan más y mejor, habrá también que subirles las HDL? El futuro lo dirá.
Referencia
- Waksman R, Torguson R, Kent KM, Pichard AD, Suddath WO, Satler LF, Martin BD, Perlman TJ, Maltais JA, Weissman NJ, Fitzgerald PJ, y Brewer HB Jr.
- J Am Coll Cardiol. 2010; 55:2727-2735.