Estudio que analiza la prevalencia del consumo de cocaína entre pacientes atendidos en urgencias por dolor torácico y la incidencia de síndrome coronario agudo en estos pacientes.
El creciente aumento del consumo de cocaína en España, lo ha convertido en uno de los países más consumidores, junto a Estados Unidos y Reino Unido, lo que ha propiciado un incremento de las consultas médicas en relación con problemas derivados de su consumo. Uno de los motivos más frecuentes de consulta es el dolor torácico, suponiendo un reto diagnóstico en este tipo de pacientes.
El estudio publicado este mes en la Revista Española de Cardiología analiza la prevalencia de consumo reciente de cocaína entre los pacientes atendidos en urgencias por dolor torácico, estudia sus características clínicas y estima la incidencia de síndromes coronarios agudos (SCA) en esta población. Para ello se diseñó un estudio de cohortes observacional en el que se utilizó un cuestionario estándar que incluía el interrogatorio sobre consumo de cocaína.
Se evaluó a todos los pacientes consecutivos atendidos en la unidad de dolor torácico de un hospital universitario durante un año. Un total de 1.240 pacientes de menos de 55 años consultaron por dolor torácico.
Prevalencia de consumo entre los pacientes con dolor torácico: un total de 63 pacientes (5%) habían consumido cocaína recientemente (7% de los varones y el 1,8% de las mujeres). La frecuencia de consumo entre los varones varió con la edad, el 2,8% entre los pacientes de 45-55 años y del 10% entre los de menos de 45 años (p < 0,001). Por el contrario, las frecuencias de consumo de cocaína entre las mujeres fueron similares entre los grupos de edad. Estos pacientes eran más jóvenes (35 ± 10 frente a 39 ± 10 años; p = 0,002) y más frecuentemente varones (el 87 frente al 62%; p < 0,001) y fumadores (el 59 frente al 35%; p < 0,001) comparado con los pacientes atendidos por dolor torácico que no habían consumido.
Incidencia de SCA: los pacientes consumidores de cocaína tuvieron una mayor incidencia de infarto de miocardio (el 16 frente al 4%; p < 0,001), especialmente con elevación del ST (el 11,1 frente al 1,6%; p < 0,01). Tras ajustar por los factores de riesgo coronario, los antecedentes cardiovasculares y el tratamiento previo, el consumo reciente de cocaína se asoció a una odds ratio de infarto de 4,3 (intervalo de confianza del 95%, 2-9,4).
Con estos datos, los autores concluyen que el dolor torácico asociado al consumo de cocaína es un problema frecuente en los servicios de urgencias, especialmente en los varones de menos de 55 años, y se asocia a un riesgo cuatri veces mayor de infarto de miocardio.
Comentario
El consumo de cocaína es un creciente problema de salud, pero también causa un incremento en el gasto de recursos sanitarios. En 2005 el 75% de las consultas a urgencias motivadas por drogas de abuso en un hospital terciario se debieron a la intoxicación por cocaína, siendo en un 8-16% el dolor torácico el motivo de consulta. No solo el dolor torácico es un síntoma de frecuente aparición tras el consumo de cocaína, sinó que también se asocia a un riesgo incrementado de aparición de un síndrome coronario agudo, especialmente con elevación del segmento ST. Son diversos los mecanismos por los que la cocaína puede provocar dolor torácico y un síndrome coronario agudo, por lo que ante todo paciente joven que acude a urgencias con esta sintomatología deberíamos interrogarle acerca de un consumo reciente de cocaína. En el trabajo actual un 19% de los pacientes no reconocieron el consumo a pesar de que se encontraron metabolitos activos en la orina, por lo que ante la sospecha clínica, deberíamos determinar estos metabolitos para confirmar el diagnóstico. Es importante confirmar el antecedente del consumo porque el manejo del SCA debe ser diferente. Aunque existe muy poca evidencia al respecto, las guías actuales recomiendan el empleo de nitratos y antagonistas del calcio y la realización de una coronariografía urgente en el caso de elevación persistente del ST o preferente ante cambios eléctricos persistentes.
Referencia
- Xavier Bosch; Pablo Loma-Osorio; Eduard Guasch; Santiago Nogué; José T. Ortiz; Miquel Sánchez
- Rev Esp Cardiol. 2010; 63 :1028-1034.