Con el avance de las nuevas tecnologías, algunos pequeños estudios han sugerido que la telemonitorización en pacientes con insuficiencia cardiaca podría mejorar su pronóstico y disminuir los ingresos.
Por tanto, con el ánimo de comprobar dicha suposición los autores del trabajo, presentado en el último congreso AHA, en Chicago, y publicado recientemente en New England Journal of Medicine, diseñan un estudio prospectivo que aleatoriza 1.653 pacientes recientemente hospitalizados por insuficiencia cardiaca (IC, 30 días previos) a ser monitorizados a distancia de forma estrecha (826) o bien a recibir el seguimiento habitual (827). La telemonitorización consistió en una recogida diaria de síntomas y peso, a través de un sistema telefónico, siendo los datos resultantes revisados posteriormente por los médicos de los pacientes.
La edad media de los pacientes de la muestra ascendió a 61 años, siendo el 42% mujeres y el 39% negros, reclutados en 33 centros de Estados Unidos, entre 2006 y 2009.
Respecto a las variables resultado, los dos grupos de seguimiento no mostraron diferencias estadísticamente significativas, ya que la variable primaria (muerte o reingreso de cualquier causa durante un seguimiento de 180 días) se observó en el 52,3% y el 51%, respectivamente. La readmisión se contabilizó en el 49% de los pacientes telemonitorizados y en el 47% de los que siguieron los cuidados habituales. El fallecimiento se produjo en el 11,1% y 11,4% respectivamente. Tampoco se observaron diferencias en las variables resultado secundarias (a saber, ingresos por insuficiencia cardiaca, número de días de hospitalización, y número de ingresos) o en el tiempo hasta la aparición del evento primario. Tampoco hubo diferencias en el análisis por subgrupos y tampoco en los centros más experimentados (inclusión de más de 100 pacientes en el estudio).
Con dichos resultados en mente, los autores concluyen finalmente que la telemonitorización no mejoró el pronóstico de los pacientes, y recalcan asimismo el hecho de la importancia de evaluar independientemente las medidas sanitarias antes de su adopción rutinaria.
Comentario
Los recursos sanitarios son, por definición, limitados, de ahí la tremenda importancia que tiene poder contar con datos fiables sobre estrategias sanitarias; obtenidos de estudios bien diseñados, como este que nos presentan Chaudhry y colaboradores. La IC se está empezando a considerar, por muchos autores, entre los que me incluyo, como la epidemia del siglo XXI, en los países occidentales. Por ello, y teniendo en cuenta la comorbilidad y mortalidad que conlleva, resulta fundamental diseñar estrategias sostenibles para mejorar en lo posible el pronóstico de una enfermedad terrible (ver datos de reingresos a 180 días en este mismo estudio –casi un 50%-), y muy frecuente, con idea de emplear los recursos de la forma más eficiente posible.
Respecto al tema de la monitorización domiciliaria, se habían publicado algunas revisiones (Cochrane) que señalaban que podría mejorar la mortalidad y el número de hospitalizaciones (un 44% y un 21%, respectivamente), aunque destacaban ciertas deficiencias metodológicas y se adolecía de una tremenda variabilidad entre los diversos estudios previos, la mayoría pequeños. Así, llaman la atención los resultados de este trabajo, porque suponen un aviso más de que ciertas medidas, aunque bienintencionadas, no deben implementarse a la ligera en la población general. Destaca además la regular adherencia al sistema, ya que a los seis meses, solo el 55% de los enfermos trasmitían sus datos al sistema tres veces por semana y el 21% de los pacientes no completaron la entrevista final transcurrido ese tiempo. El sistema transtelefónico utilizado en este trabajo está disponible comercialmente y se emplea en ciertos centros de Estado Unidos de manera rutinaria.
Referencia
Telemonitoring in Patients with Heart Failure
- Chaudhry SI, Mattera JA, Curtis JP, Spertus JA, Herrin J, Lin Z, Phillips CO, Hodshon BV, Cooper LS, y Krumholz HM.
- N Engl J Med 2010; 363:2301-2309.