Este es un estudio de casos y controles diseñado con la intención de evaluar si el hecho de haber tenido un infarto de miocardio aumenta el riesgo de suicidio. Los autores quisieron analizar si el hecho de haber tenido un infarto de miocardio previo se asociaba también a un mayor riesgo de suicidio. Para ellos diseñaron un estudio de casos y controles aprovechando la disponibilidad de datos del sistema de salud de Dinamarca, en el que existen cinco grandes registros bastante bien documentados.
Como casos se seleccionaron todos los sujetos de entre 40 y 89 años que fallecieron por suicidio entre 1981 y 2006. Como controles, se seleccionaron de forma aleatoria hasta 10 personas de similar perfil demográfico por cada caso. Finalmente, se analizaron 19.857 casos de suicidio y 190.058 controles.
El hecho de haber padecido un infarto de miocardio se asoció con un riesgo muy aumentado de suicidio, que fue máximo durante el primer mes tras el alta del infarto tanto en pacientes sin antecedente de enfermedad psiquiátrica previa (ratio ajustada 3,25; intervalo de confianza de 95% 1,61 a 6,56) como en pacientes con antecedentes psiquiátricos (ratio ajustada 64,05; intervalo de confianza de 95% 13,36 a 307,06) en comparación con sujetos sin historia previa de infarto o de enfermedad psiquiátrica. Sin embargo, el riesgo de suicidio se mantuvo alto hasta al menos cinco años tras haber padecido el infarto, fue más pronunciado en personas jóvenes y fue simular entre hombres y mujeres.
Comentario
Existen muchos estudios realizados en los últimos 20 años que han mostrado la relación entre depresión y desarrollo de enfermedad cardiovascular o de peor pronóstico en pacientes en los que la enfermedad cardiovascular está ya presente. Los resultados de este estudio indican que los pacientes con depresión no solo tienen un riesgo mayor de fallecimiento por causas cardiovasculares sino también un riesgo superior de morir por suicidio. Sin embargo, todavía no se conoce si el tratamiento de la depresión puede reducir el riesgo cardiovascular o global de los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio. Existe un estudio multicéntrico aleatorizado (conocido como estudio ENRICHD) en el que se intentó evaluar si el tratamiento psicológico mejoraba el pronóstico de los pacientes tras el infarto y en el que se comprobó que aunque el grupo en tratamiento activo presentaba efectivamente una mejoría clara en los índices relacionados con la depresión no hubo unas diferencias claras con respecto a la reducción del riesgo de nuevos eventos, aunque hubo algunos datos que sugirieron que el tratamiento con inhibidores de la recaptación de serotonina podría tener utilidad. A pesar de este estudio, claramente tanto la relación entre infarto y depresión y la relación entre depresión y nuevo infarto son temas poco conocidos y un campo relevante para la investigación. Dado que existe un riesgo importante de suicidio tras el post infarto y que es máximo durante el primer mes tras el alta, podría ser importante evaluar sistemáticamente a los pacientes para buscar depresión o ideas suicidas.
Referencia
Myocardial Infarction and Risk of Suicide
- Karen Kjær Larsen, Esben Agerbo, DrMedSc; Bo Christensen, Jens Søndergaard y Mogens Vestergaard.
- Circulation. 2010;122:2388-2393.