Son muchos los estudios que han señalado que la rehabilitación cardiaca (RC) mejora el pronóstico de los enfermos coronarios. En general, se asocia con una reducción de la mortalidad del 20 al 30% en pacientes con cardiopatía isquémica, particularmente tras un infarto de miocardio.
Se piensa que este beneficio se debe a varios factores, como son los efectos fisiológicos beneficiosos del ejercicio junto a los psicológicos del apoyo del grupo de terapia, la mayor adherencia a los tratamientos que fomenta y a un mejor control de los factores de riesgo cardiovascular. No obstante, existe poca información de la influencia de la rehabilitación cardiaca tras el intervencionismo coronario, a pesar de lo cual las guías de práctica clínica sobre el particular la recomiendan.
Con la intención de obtener dichos datos en enfermos que han recibido una angioplastia, los autores del presente estudio, pertenecientes a la clínica Mayo, analizan retrospectivamente los datos recogidos prospectivamente de un registro en la zona de Rochester (Olsmted), que involucra 2.395 enfermos, de 1994 a 2008, con un seguimiento mediano de 6,3 años.
Empleando tres métodos estadísticos (de propensity score) diferentes, analizan en sus enfermos la evolución en función de su participación en programas de RC en los 3 meses siguientes a la realización del intervencionismo. En resumen, el 40% los pacientes participan en programas de RC, con una mediana de 13 sesiones. Dicha participación se asocia, por los 3 análisis estadísticos, de manera significativa, con una reducción de la mortalidad durante el seguimiento (tasa de tasas con un intervalo de confianza entre 0,53 y 0,55, al 95%), previo ajuste por características demográficas, clínicas, angiográficas y procedurales y por las variables de tratamiento. El mencionado efecto beneficioso se mantiene tanto en el subanálisis por géneros, sin diferencias entre hombres y mujeres, como para pacientes jóvenes y mayores, y tanto para enfermos en los que la angioplastia fue de urgencia como para los que fue programada. Se estima que fue necesario tratar con RC 34 pacientes para prevenir 1 muerte, en 1 año, y 22 a los 5 años. También se vio una reducción del evento combinado (muerte-infarto-revascularización) en el grupo que recibió RC.
Comentario
Los datos que presenta este estudio son razonables y perfectamente congruentes con los existentes previamente. Los puntos fuertes son varios, aparte del complejo y robusto análisis estadístico llevado a cabo, la peculiaridad de que la Mayo es el único centro que lleva a cabo intervencionismo en los pacientes de esa zona, hace que el registro, a pesar de ser unicéntrico, sea prácticamente aproximado a un estudio de intervención comunitario. El efecto dosis respuesta no pudo estudiarse por el diseño propio del estudio, basado en un registro.
La explicación a estos hallazgos, como bien sugieren los propios autores podría deberse a:
- La RC aumenta la actividad física y la capacidad de ejercicio en sí misma, que parece que producen una adaptación fisiológica que motiva un aumento en la salud cardiovascular.
- Se promueve una mayor adherencia al tratamiento.
- Mejora el control de los factores de riesgo cardiovascular.
- Reduce el estado inflamatorio.
- Permite identificar y tratar la depresión, proporcionando mayor apoyo psicológico.
- Se hace un seguimiento más cercano de los pacientes participantes, lo que hace que se detecten antes las complicaciones.
- Posible incremento en el número de células progenitoras endoteliales circulantes.
Por tanto, las conclusiones de este trabajo permiten apoyar la inclusión de los programas de RC en las recomendaciones de las guías de práctica clínica así como en la práctica real diaria y sugieren la necesidad de los mismos, algo importante de cara a influir en los organismos encargados de financiar la asistencia sanitaria en nuestro medio.
Referencia
- Kashish Goel, Ryan J. Lennon, R. Thomas Tilbury, Ray W. Squires y Randal J. Thomas
- Circulation 2011;123: 2344-2352.