La enfermedad valvular es uno de los hallazgos clásicos en el lupus eritematoso sistémico; sin embargo todavía existe controversia sobre los mecanismos por los que se produce. En esta publicación se recogen los datos de un metaanálisis diseñado con la intención de evaluar si la presencia de anticuerpos antifosfolípidos se asocia al desarrollo de enfermedad valvular.
Los autores buscaron en la bibliografía todos los estudios en los que se analizó la relación entre anticuerpos antifosfolípido y enfermedad valvular en el lupus eritematoso sistémico; el único criterio de selección empleado fue que los estudios debían tener obligatoriamente un grupo control formado por pacientes con anticuerpos antifosfolípido negativos. Se identificaron 234 abstracts y 23 estudios completos (15 estudios de corte, 7 de cohortes, 1 de casos y controles) en los que en conjunto se incluyeron 1.656 pacientes con lupus eritematoso, entre los cuales había 508 casos de enfermedad valvular. Tras analizar los datos, comprobaron que los pacientes con anticuerpos antifosfolípido positivos tuvieron un riesgo claramente mayor de afectación valvular (odds ratio 3,13; IC 95% 2,31-4,24) y de endocarditis de Libman Sacks (odds ratio 3,51; IC 95% 1,93-6,38) en comparación con los pacientes con anticuerpos antifosfolípido negativos. El riesgo de afectación valvular dependiendo del tipo de anticuerpo antifosfolípido fue máximo para el anticoagulante lúpico (OR 5,88, IC 95% 2,92-11,84) y para los anticuerpos IgG anticardiolipina (OR 5,63, IC 95% 3,53-8,97).
Comentario
Los anticuerpos antifosfolípido son los marcadores básicos del síndrome antifosfolípido, que se asocia a trombosis arterial o venosa y a abortos recurrentes. El síndrome antifosfolípido puede existir por sí mismo como una forma primaria, pero también puede asociarse a diferentes alteraciones reumatológicas, en especial al lupus eritematoso sistémico. La presencia de afectación valvular (incluyendo engrosamiento de los velos y disfunción valvular) parece ser relativamente frecuente en el síndrome antifosfolípido y especialmente cuando se asocia al lupus eritematoso. Sin embargo, los datos son contradictorios, por lo que la afectación valvular cardiaca no se considera una de las manifestaciones que definen al cuadro clínico. Desde el punto de vista de la fisiopatología, la relación entre síndrome antifosfolípido y enfermedad valvular tiene sentido, debido a que este síndrome crea un estado hipercoagulable que podría predisponer a que se formaran pequeños trombos de repetición sobre la superficie de la válvula, que a la larga causarían engrosamiento y disfunción de los velos.
Nuestro estudio de hoy aporta cierta luz en este campo. Aunque metodológicamente es un estudio complejo, ya que mezcla datos de estudios muy heterogéneos, con diferentes definiciones tanto para decidir qué es un anticuerpo antifosfolípido y cómo se define que existe enfermedad valvular, agrupa a un número importante de pacientes de un cuadro relativamente infrecuente y hace un estudio estadístico bastante sólido. La primera conclusión del estudio es bastante clara y es que la presencia de anticuerpos antifosfolípido se asocia a un riesgo tres veces mayor de afectación valvular. Una segunda conclusión, más que curiosa y que puede tener trascendencia en la clínica, es que los anticuerpos antifosfolípido que se asocian con mayor fuerza a la presencia de afectación valvular, el anticoagulante lúpico y la IgG anticardiolipina, son los que a su vez se asocian con un mayor riesgo de desarrollo de trombosis vascular. Los autores sugieren por tanto, que el control de los pacientes con síndrome antifosfolípido debería incluir el ecocardiograma, ya que la aparición de afectación valvular sería un marcador útil para seleccionar a los pacientes con mayor riesgo de trombosis arterial o venosa periférica.
Referencia
- Zuily S, Regnault V, Selton-Suty C, Eschwège V, Bruntz JF, Bode-Dotto E, De Maistre E, Dotto P, Perret-Guillaume C, Lecompte T, y Wahl D.
- Circulation. 2011;124:215-224.