La amiodarona es un antiarrítmico muy efectivo capaz de cosechar buenos resultados en gran cantidad de arritmias, tanto de origen ventricular como supraventricular. El principal problema en su utilización es la variedad de efectos secundarios que puede producir a medio largo plazo. Por esta razón, las farmacéuticas realizan una intensa labor investigadora para conseguir un fármaco de similar eficacia pero más inocuo.
Aunque varios candidatos han sonado en este campo concreto, la dronedarona ha sido, hasta el momento, la opción más clara. Desgraciadamente, los últimos estudios han puesto dicho fármaco en entredicho en ciertas circunstancias, ya discutidas en el blog previamente. Por tanto, habrá que esperar algo más para obtener conclusiones definitivas sobre el mismo.
En cambio, celivarona es un nuevo antiarrítmico desarrollado especialmente para el tratamiento de las arritmias ventriculares. Como amiodarona y dronedarona, posee propiedades antiarrítmicas del grupo I, II, III y IV. Idealmente, podría tener menos efectos secundarios, un comienzo de acción y eliminación más rápidos y una menor tasa de interacciones medicamentosas, en comparación con el estándar amiodarona.
El estudio que nos ocupa en esta ocasión (ALPHEE), de fase II, analiza la seguridad y eficacia de la novísima celivarona en cuanto a la prevención de mortalidad o terapias antiarrítmicas en pacientes portadores de un desfibrilador (DAI).
Con dicha intención, los investigadores emplean varias dosificaciones de celivarona (50, 100, o 300 mg/d), comparándola con un grupo placebo y con un grupo que recibe amiodarona (200 mg/d tras dosis de carga de 600 mg/d durante 10 días), como calibrador. El diseño del estudio fue multicéntrico, aletorizado, doble ciego, controlado con placebo y de grupos paralelos. Así, los autores incluyen un total de 486 enfermos con DAI, con una FEVI ≤40% -la mayoría isquémicos- y, al menos, una intervención del DAI por TV o FV en el mes previo, o bien tras recibir un DAI por dichos motivos, en el mes previo a la randomización.
La mediana de tratamiento fue de 9 meses, en pacientes incluidos entre 2009 y 2011. Durante este tiempo, se consideró como variable primaria resultado la aparición de TV-FV que precisara intervención del DAI (choques u otra terapia antitaquicardia de cualquier tipo) o muerte súbita. Los objetivos secundarios fueron de seguridad para celivarona. Con estas consideraciones en mente, se observó que dicha variable combinada primaria apareció en el 61,5% de los enfermos del grupo placebo, y en el 67,0%, 58,8% y 54,9% de los pacientes que tomaron celivarona, a dosis de 50, 100 y 300 mg respectivamente. En el grupo de amiodarona la frecuencia fue menor, un 45,3%. Por tanto, y con unas tasas de riesgo (hazard ratio) que oscilaron entre 0,860 (celivarona 300 mg) a 1,199 (celivarona 50 mg), ninguna de las comparaciones realizadas contra placebo resultaron estadísticamente significativas. La celivarona, en cambio, mostró un perfil de seguridad aceptable. De hecho, hubo más pacientes que interrumpieron amiodarona por efectos secundarios que la celivarona (31,4% vs. 16,5%).
En conclusión, el artículo finaliza escuetamente con la idea de que la celivarona no fue efectiva a la hora de prevenir terapias del DAI o muerte súbita.
Comentario
Interesante artículo perteneciente a la acertada línea editorial, en mi opinión, de aceptar publicaciones con resultados negativos. Es muy importante conocer las cosas beneficiosas pero también aquellas que no valen para nada o incluso causan daño, para tenerlas muy en cuenta. De hecho, esta distinción se empieza a reconocer en algunas de las guías de práctica clínica americanas más recientes.
Respecto al fármaco que nos ocupa, aunque parece que tiene un buen perfil de seguridad, la eficacia queda muy por detrás de lo deseable, con unos resultados flojos en cuanto al placebo y muy inferiores a la amiodarona. El presente estudio se basó en los resultados de uno más pequeño (ICARIOS, con apenas 150 enfermos) que señaló la posibilidad de ciertas diferencias, pero no significativas a favor de celivarona. En fin, seguiremos igual, nada nuevo bajo el sol.
Referencia
- Peter R. Kowey, Harry J.G.M. Crijns, Etienne M. Aliot, Alessandro Capucci, Piotr Kulakowski, David Radzik, Denis Roy, Stuart J. Connolly, Stefan H. Hohnloser; en representación del grupo de investigadores del estudio ALPHEE.
- Circulation 2011;124 2649-2660.