Se trata de un estudio casos-controles que intenta demostrar el efecto de la denervación simpática renal (DSR) sobre la hipertrofia ventricular izquierda (HVI) y la función sistólica y diastólica en pacientes con hipertensión resistente.
La HVI y la disfunción diastólica se asocian con la actividad simpática elevada y el aumento de la morbilidad y la mortalidad. El efecto de la DSR sobre la HVI y la función ventricular no está claro.
Cuarenta y seis pacientes fueron sometidos a DSR bilateral, y 18 pacientes fueron controles. La ecocardiografía transtorácica se realizó al inicio, al mes y a los 6 meses.
Además de la reducción de la presión arterial sistólica y diastólica (- 22,5 /- 7,2 mmHg menos al mes y -27,8? /-8,8 mmHg a los 6 meses, p< 0,001 para cada momento), la DSR redujo significativamente el espesor medio del tabique interventricular, pasando de 14,1±1,9 mm a 13,4± 2,1 mm y a 12,5±1,4 mm (p< 0,007), y el índice de masa del VI del 112,4±33,9 g/m2 a 103,6±30,5 g/m2 y a 94,9±29,8 g/m2 (p< 0,001) al primer mes y al 6º mes, respectivamente. El cociente E/E´del doppler tisular sobre el anillo mitral lateral disminuyó de 9,9± 4,0 a 7,9±2,2 a 1 mes y 7,4± 2,7 a los 6 meses (p<0,001), lo que indica la reducción de las presiones de llenado del VI. Por otro lado, el tiempo de relajación isovolumétrica se acortó (de 109,1±21,7 ms vs. 85,6±24,4 ms a los 6 meses, p<0,006), mientras que la fracción de eyección aumentó significativamente después de la DSR (de 63,1± 8,1% vs. 70,1 ±11,5% a los 6 meses, p= 0,001). No se obtuvieron cambios significativos en los pacientes control.
Además del efecto conocido sobre la presión arterial, este estudio demuestra por primera vez que la DSR reduce significativamente la HVI la función diastólica y sistólica, lo cual podría tener importantes implicaciones pronósticas en los pacientes con hipertensión resistente con alto riesgo cardiovascular.
Comentario
La ablación quirúrgica del sistema nervioso simpático para el control de la presión arterial es una técnica que ya se realizaba en los años 50, sin embargo, no estaba exenta de riesgos, ya que era muy cruenta y agresiva. A pesar de que tenía buenos resultados en cuanto a la disminución de la presión arterial, los efectos secundarios (hipotensiones ortostáticas graves) y el desarrollo de nuevos fármacos potentes y seguros hicieron que se abandonara. En los últimos años la modulación por radiofrecuencia con catéter del sistema nervioso simpático en la arteria renal se ha erigido como una técnica segura y eficaz a raíz de los ensayos clínicos realizados en pacientes con HTA refractaria (Simplicity HTN 1 y 2) y que han demostrado que aplicar una corriente de radiofrecuencia con una determinada potencia en el interior de las arterias renales producía una reducción de las cifras de presión sistólica y diastólica superiores a cualquier fármaco o combinación del mercado. Además, también provocaba otros efectos beneficiosos sobre el riesgo cardiovascular como se vio en estudios posteriores, a saber, la reducción de la resistencia a la insulina o los índices de apnea-hipopnea en los pacientes con SAHS.
En este artículo además se muestra que a los 6 meses de haber realizado la técnica, los parámetros ecocardiográficos de función diastólica, y masa ventricular izquierda mejoran en consonancia a las cifras de presión arterial. Los resultados ecocardiográficos son espectaculares en 6 meses, y son ya significativos al primer mes. Esto, junto con la mejora en pacientes que no responden en cuanto a la reducción de la presión arterial, hacen pensar que la alteración orgánica cardiaca no sea solo debida a la fuerza que tiene que ejercer para vencer a la postcarga sino que el estímulo simpático por efectos distintos al aumento de la presión arterial también provoca consecuencias negativas. Un dato importante que se repite y que abre un campo de investigación es los no respondedores que en todos los estudios están en torno a 10-13% y que no existe una explicación para ello de momento.
Referencia
- Mathias C. Brandt, Felix Mahfoud, Sara Reda, Stephan H. Schirmer, Erland Erdmann, Michael Böhm y Uta C. Hoppe.
- J Am Coll Cardiol, 2012; 59:901-909.