Estudio cuyo objetivo es establecer el punto de corte óptimo de los niveles séricos de NT-proBNP en atención primaria para descartar o diagnosticar la existencia de insuficiencia cardiaca y valorar su coste-efectividad.
La prevalencia de insuficiencia cardiaca y la comorbilidad asociada a esta, ha sufrido un constante aumento en los últimos años, por lo que realizar un diagnóstico adecuado en sus etapas precoces se ha convertido en un reto. Actualmente existe un test rápido que analiza los niveles séricos de NT-proBNP, que puede ser utilizado a nivel de atención primaria, lo que podría ayudar a confirmar o rechazar la presencia de insuficiencia cardiaca, evitando solicitar estudios adicionales como ecocardiogramas y reduciendo así el incremento de los costes y las demoras en el diagnóstico. Para determinar la utilidad de esta estrategia, los autores realizan un estudio observacional, que reclutó de forma consecutiva a todos los pacientes con sospecha clínica de insuficiencia cardiaca, independientemente del tratamiento médico o las comorbilidades que presentaran, a los que un médico de atención primaria había solicitado la realización de un ecocardiograma. Se realizó historia clínica y exploración física basadas en los criterios de Framingham, electrocardiograma, radiografía de tórax, determinación de NT-proBNP y ecocardiograma. El diagnóstico de insuficiencia cardiaca fue establecido por un cardiólogo ciego al valor de NT-proBNP, utilizando los criterios de la Sociedad Europea de Cardiología.
Se confirmó la sospecha diagnóstica inicial de insuficiencia cardiaca en un 23,6% de los pacientes. De estos, un 30,8% presentaron disfunción ventricular sistólica con una FEVI media de 39,6 ± 5,1%, y un 69,2% tuvieron una FEVI ≥50% y cumplían criterios ecocardiográficos de insuficiencia cardiaca con FEVI conservada. La mediana de NT pro-BNP en los pacientes con diagnóstico de insuficiencia cardiaca fue de 715 (519,5-1575) pg/ml, mientras que la de los pacientes en los que no se confirmó el diagnóstico fue de 77,5 (58-179,75) pg/ml. El mejor punto de corte para el diagnóstico de insuficiencia cardiaca fue 280 pg/ml, con un área bajo la curva ROC de 0,94 (IC 95% 0,91-0,97). La incorporación de los péptidos habría evitado el 67% de los ecocardiogramas solicitados.
Con estos resultados, los autores concluyen que el punto óptimo para descartar la presencia de insuficiencia cardiaca en atención primaria, fue un nivel de NT pro-BNP de 280 ng/ml. El uso de los niveles de péptido natriurético en la evaluación inicial permitiría aumentar la precisión del resultado diagnóstico, permitiendo seleccionar los pacientes que precisarían un estudio ecocardiográfico, optimizando así el uso de recursos sanitarios y mejorando la relación coste-efectividad del proceso.
Comentario
La presencia y comorbilidades de la insuficiencia cardiaca es una realidad con la que tienen que lidiar a diario los médicos de atención primaria, no disponiendo en ocasiones de herramientas adecuadas para poder diagnosticar los casos más limítrofes. El apoyo ecocardiográfico en el diagnóstico es un arma de doble filo, puesto que la sobredemanda de las mismas produce una demora en la realización, repercutiendo en un retraso en el tratamiento y un aumento del gasto económico consecuente. Así pues, el establecimiento de un punto de corte óptimo que permitiera usar el NT pro-BNP de la forma más costo-efectiva posible permitiría identificar casos de insuficiencia cardiaca incipiente y/o asintomática en sus fases iniciales. El tratamiento y manejo precoz de la patología produciría a su vez una reducción de reingresos y asistencias al servicio de urgencias por descompensaciones agudas, mejorando una vez más el gasto de recursos médicos y económicos. Por tanto, el punto de corte de 280 pg/ml podría clasificar adecuadamente los casos de insuficiencia cardiaca con un alto poder predictivo dado por un área bajo la curva ROC de 0,94.
Referencia
- José M. Verdú, Josep Comín-Colet, Mar Domingo, Josep Lupón, Miguel Gómez, Luis Molina, Jose M. Casacuberta, Migel A. Muñoz, Amparo Mena y Jordi Bruguera-Cortada.
- Rev Esp Cardiol. 2012;65:613–619.
Sobre el autor
Dra. Ana Rodríguez-Argüeso
Residente de cardiología del Hospital Universitario San Juan de Alicante.