Estudio transversal que examina la prevalencia y el manejo de la hipercolesterolemia en la población adulta de España en la actualidad.
Antecedentes
El colesterol sérico total (CT) y el colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (cLDL) se asocian con el riesgo de enfermedad isquémica del corazón. Además, actualmente se dispone de fármacos eficaces y seguros para el control de la hipercolesterolemia y el riesgo cardiovascular asociado. Conocer la magnitud y el manejo de los lípidos sanguíneos permite evaluar el riesgo coronario de la población e identificar oportunidades de reducción del riesgo cardiovascular.
Métodos y resultados
Se analizaron los datos de 11.554 individuos representativos de la población española no institucionalizada de 18 y más años, procedentes del Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA). Los valores medios de CT y cLDL fueron respectivamente 195,9 y 121,2 mg/dl. El 50,5% de los sujetos analizados tenía hipercolesterolemia (CT >200 mg/dl o tratamiento farmacológico) y el 44,9% cLDL elevado (>130 mg/dl o tratamiento farmacológico), sin diferencias importantes entre sexos. Además, el 25,5% de los varones tenían colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (cHDL) <40 mg/dl y el 26,4% de las mujeres 150 mg/dl. Entre los que tenían el cLDL elevado, el 53,6% lo sabían; de ellos, el 44,1% estaba tratado con hipolipemiantes, y de estos, el 55,7% estaba controlado (el 13,2% de todos los hipercolesterolémicos). Es de destacar que, en sujetos con cLDL elevado y en tratamiento farmacológico que son diabéticos o con enfermedad cardiovascular, sólo el 7,0 y el 5,2% tenían cLDL <70 mg/dl. El control del cLDL elevado aumentó con la edad y con el número de visitas al especialista, pero disminuyó en personas diabéticas (odds ratio=0,38; intervalo de confianza del 95%, 0,28-0,53) o con enfermedad cardiovascular (odds ratio = 0,55; intervalo de confianza del 95%, 0,33-0,92). Entre los que conocían que eran hipercolesterolémicos, el 76,1% recibió y siguió el consejo sobre dieta baja en grasas y colesterol, y el 48,0% sobre actividad física. Por comunidades autónomas, País Vasco, Comunidad Foral de Navarra, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana tuvieron prevalencias de cLDL elevado, cHDL bajo y TGC elevados inferiores a la mediana, mientras que en Galicia, Canarias, Extremadura y Región de Murcia la prevalencia fue superior a la mediana.
Conclusiones
Aproximadamente la mitad de los españoles tienen colesterolemia elevada. El control del colesterol es pobre, particularmente en aquellos con mayor riesgo cardiovascular, como los diabéticos o los enfermos cardiovasculares.
Comentario
Interesante estudio epidemiológico que nos ofrece datos contemporáneos sobre la distribución de la colesterolemia en España.
El control de la colesterolemia es bastante escaso en España. Llama la atención que el 46,4% de los hipercolesterolémicos desconoce que lo son, aunque el 64% de ellos refiere haberse medido el colesterol en el último año. Ello podría deberse a problemas en la comunicación médico-paciente o a que algunos médicos solo informen a los pacientes su estado hipercolesterolémico cuando superan los antiguos puntos de corte (CT>240 y cLDL>160 mg/dl). Parece, por tanto, interesante, realizar campañas de difusión y concienciación a este respecto, dirigidas tanto a la población general como a los profesionales sanitarios.
También es posible mejorar el manejo higiénico-dietético, pues solo el 76% de los sujetos hipercolesterolémicos diagnosticados refirieron recibir y seguir consejo dietético y menos de la mitad, consejo sobre actividad física y control del peso.
Por último, una vez iniciado el tratamiento con fármacos, solo el 55,7% logra controlar el colesterol. El control de la colesterolemia es especialmente bajo en diabéticos o personas con enfermedad cardiovascular (el 7,0 y el 5,2% respectivamente tenían cLDL <70 mg/dl). Una proporción tan baja resulta sorprendente, pues se dispone de fármacos eficaces y seguros. El estudio no ha recogido los datos relativos al tipo de tratamiento farmacológico pautado, las dosis, cumplimentación y efectividad del mismo, datos que son de gran interés y podrían ayudar a detectar las causas del bajo nivel de cumplimiento de los objetivos terapéuticos.
Las limitaciones de este estudio son una posible subestimación de la prevalencia de la hipercolesterolemia, al no haberse incluido la población institucionalizada, que suele tener edad y colesterolemia más elevadas. Además, dado que se trata de una encuesta poblacional, puede haberse incurrido en un sesgo de selección. También hay que tener en cuenta que la información sobre tratamiento farmacológico y recepción y adherencia al consejo sobre estilos de vida fue la declarada por los pacientes, por lo que puede estar sujeta a errores de interpretación o recuerdo. Por último, es posible que algunas personas con colesterol elevado siguieran los consejos sobre estilo de vida y lo controlaran; por ello, pueden haberse clasificado como normocolesterolémicos erróneamente.
Referencia
- Pilar Guallar-Castillón, Miriam Gil-Montero, Luz M. León-Muñoz, Auxiliadora Graciani, Ana Bayán-Bravo, José M. Taboada, José R. Banegas, Fernando Rodríguez-Artalejo.
- Rev Esp Cardiol. 2012;65:551-8