Se trata de un estudio de cohortes muy extenso realizado en la población de mujeres danesas y publicado en el New England Journal of Medicine, que analiza la relación entre la anticoncepción hormonal y el riesgo trombótico arterial (ictus e infarto de miocardio).
En el análisis se incluyeron mujeres sanas no embarazadas, sin antecedentes de patología cardiovascular o neoplasia y con edades comprendidas entre 15 y 49 años, con un seguimiento medio de 15 años (1995-2009). A través de registros nacionales se recogieron las estrategias de anticoncepción hormonal utilizadas (dosis de estrógeno, tipo de progestágeno utilizado y las diferentes formas de administración: oral, parche, subcutánea o vaginal) y otros datos clínicos. En total se incluyeron 1.626.158 mujeres, que a su vez dieron lugar a más de 14 millones de personas por año analizadas, con aparición de un total de 3.311 eventos: ictus de origen trombótico (21,4 por 100.000 personas/ año) y 1.725 infartos de miocardio (10,1 por 100.000 personas/año).
Aunque el riesgo absoluto para ictus trombótico e IAM asociado al uso de anticoncepción hormonal se puede considerar bajo, este riesgo aumenta de 0,9 a 1,7 en aquellos anticonceptivos que incluyen dosis de etinilestradiol de 20 μg y de 1,3 a 2,3 en la dosis de 30 a 40 μg, con pequeñas diferencias de riesgo dependiendo del progestágeno utilizado. El riesgo relativo obtenido (95% intervalo de confianza) para ictus e IAM respectivamente, según el progestágeno asociado es: etinilestradiol dosis de 30 a 40 μg y noretindrona, 2,2 (1,5 a 3,2) y 2,3 (1,3 a 3,9); levonorgestrel, 1,7 (1,4 a 2,0) y 2,0 (1,6 a 2,5); norgestimato, 1,5 (1,2 a 1,9) y 1,3 (0,9 a 1,9); desogestrel, 2,2 (1,8 a 2,7) y 2,1 (1,5 a 2,8); gestodeno, 1,8 (1,6 a 2,0) y 1,9 (1,6 a 2,3); y drospirenona, 1,6 (1,2 a 2,2) y 1,7 (1,0 a 2,6); etinilestradiol dosis de 20 μg y desogestrel, 1,5 (1,3 a 1,9) y 1,6 (1,1 a 2,1); gestodeno, 1,7 (1,4 a 2,1) y 1,2 (0,8 a 1,9); y drospirenona, 0,9 (0,2 a 3,5) y 0,0. El uso de anticoncepción con parches transdérmicos o anillos vaginales también se asocia a un mayor riesgo trombótico arterial. En los parches transdérmicos el riesgo fue de 3,2 (0,8 a 12,6) y 0,0, y en el anillo vaginal 2,5 (1,4 a 4,4) y 2,1 (0,7 a 6,5). Ninguno de los métodos que utilizan progesterona sola se asoció a un aumento del riesgo de aparición de eventos.
Comentario
El riesgo trombótico asociado al uso de la anticoncepción hormonal es un tema ya analizado en diversos estudios, especialmente en lo que respecta al riesgo de trombosis venosa, pero hay que puntualizar que estos estudios datan en su mayoría de muchos años atrás, cuando todavía no habían sido introducidas las nuevas y más modernas generaciones de anticonceptivos hormonales. El objetivo de este estudio ha sido determinar cuál es realmente en la actualidad el riesgo de ictus y/o IAM asociado al uso de los anticonceptivos hormonales.
Se analiza pues una población muy amplia y se demuestra que aunque los anticonceptivos hormonales más modernos no están exentos de riesgo, en cuanto a eventos trombóticos arteriales se refiere, este se puede considerar aceptable cuando se valoran los beneficios anticonceptivos obtenidos. En este estudio se demuestra que los anticonceptivos hormonales combinados que utilizan la dosis más baja de estrógenos se asocian a una menor tasa de eventos trombóticos arteriales (con los métodos más antiguos el riesgo era de 2 a 3 veces mayor). En este estudio también se obtiene evidencia científica de que los métodos que usan solo progestágenos (píldora, DIU o implante subcutáneo) no parecen asociarse a un mayor riesgo trombótico, y por tanto se pueden considerar de primera elección en aquellas mujeres con patología cardiovascular o mayor predisposición a fenómenos tromboembólicos. Otro dato importante a tener en cuenta es que los parches transdérmicos y los anillos vaginales sí se asocian a un mayor riesgo trombótico arterial, comparable a los anticonceptivos hormonales que utilizan la dosis de estrógeno mayor. Es muy importante, por tanto, y a raíz de los resultados obtenidos en este estudio, tener en cuenta en el momento de la prescripción del anticonceptivo, datos como la edad de la mujer y la presencia de factores de riesgo cardiovascular asociados.
En definitiva, en aquellos anticonceptivos hormonales con dosis de estrógeno mínima (que es hacia donde apunta la tendencia en el ámbio ginecológico) o progesterona sola, no hay evidencia de un aumento del riesgo trombótico arterial, y queda así probada la seguridad de estas fórmulas.
Referencia
Thrombotic Stroke and Myocardial Infarction with Hormonal Contraception
- Øjvind Lidegaard, Ellen Løkkegaard, Aksel Jensen, Charlotte Wessel Skovlund, Niels Keiding.
- N Engl J Med 2012;366:2257-66.