La adicción al tabaco es la principal causa evitable de enfermedad y muerte prematura, y se cobra 700.000 vidas al año en la UE. La mitad de los fumadores morirán por una causa relacionada con el tabaco, y en cualquier caso verán acortada su esperanza de vida una media de 10 años.
La nicotina es una potente sustancia psicoactiva de gran capacidad adictiva, capaz de producir en poco tiempo fenómenos de dependencia y tolerancia, que dificultan el abandono del hábito por parte de los fumadores.
Ante este alarmante problema de salud pública, la Directiva Europea de Productos del Tabaco (DPT) introduce una regulación sobre la comercialización, normas de empaquetado y contenido de los productos del tabaco, en aras de reducir el número de fumadores y evitar en lo posible el inicio de los jóvenes. Esta reducción se reflejará en una mejoría del estado de salud de la población y de su calidad de vida, una disminución del gasto sanitario, y un estímulo para la economía. La actual DPT entró en vigor en 2001, lo que se propone ahora es una revisión de la misma en vistas a mejorarla en base a las nuevas evidencias científicas y los cambios sociales. Esta nueva directiva deberá ser aprobada en un procedimiento de codecisión por el Consejo y la Unión Europea en 2014.
Los aspectos más relevantes que se abordan en la DPT son los siguientes:
- Advertencias sanitarias en los paquetes de tabaco: existen evidencias de que tienen capacidad disuasoria sobre su consumo, especialmente en jóvenes. La revisión de la DPT pretende aumentar su tamaño para que ocupen el 75% de las caja a ambos lados. La DPT no contempla la obligación de empaquetado genérico (aprobada en Australia), otorgando la decisión final a los estados miembro.
- Prohibición de comercializar cigarrillos finos (“slim”): se trata de una estrategia comercial dirigida especialmente a mujeres, creando una falsa percepción de inocuidad.
- Prohibición de cajetillas con formas no rectangulares o con menos de 20 cigarrillos: es una estrategia comercial para atraer a los jóvenes, con el “gancho” de un menor precio.
- Prohibición de añadir aromas como chocolate, canela, menta, vainilla… que mejoran el sabor haciendo el consumo más atractivo para los jóvenes que se inician.
- Prohibición de añadir sustancias que aumenten la capacidad adictiva.
- Mejorar los mecanismos de control del contrabando de tabaco.
- Al contrario de lo que pretende transmitir el lobby del tabaco, la directiva en ningún caso contempla ninguna norma contra el cultivo de tabaco.
Según datos del eurobarómetro de 2012, las políticas de control de tabaquismo cuentan con el apoyo mayoritario de los ciudadanos europeos, y su principal escollo lo constituye la industria tabacalera, que al ver peligrar su negocio intenta lanzar a la población y a los políticos el mensaje de que las medidas no son eficaces y que pueden ser perjudiciales para la economía. En realidad, un menor gasto en productos del tabaco se traducirá en un mayor consumo de otros bienes y servicios de sectores no relacionados con el tabaco y que emplean a más personas. Y en cualquier caso, conociendo la amplia evidencia sobre la morbimortalidad asociada al tabaquismo, así como sobre los beneficios del cese, los profesionales sanitarios tenemos la obligación de apoyar cualquier mecanismo regulador de su consumo. El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo como representante de 32 sociedades científicas, ha dirigido una carta a la Ministra de Sanidad para solicitar el apoyo de nuestro Gobierno a la aprobación de la DPT en el Consejo. Los profesionales sanitarios debemos transmitir a la población y a los legisladores la necesidad de avanzar hacia una sociedad más saludable, el tabaco no debe ser una excepción.
Más información
En la pasada edición del Día Mundial sin Tabaco, la OMS advirtió sobre los riesgos de las inferencias de la industria tabaquera sobre los gobiernos para acotar o impedir aquellas políticas cuyo objetivo final sea reducir la prevalencia de tabaquismo.